Las reformas de Rajoy
Se equivoca Rajoy, en lugar de inmovilistas, nos vamos a convertir paralizados si continúa con esta cadena de despropósitos de reformas y recortes que solamente benefician a los empresarios y capitalistas en lugar de castigar tanto a la clase trabajadora, que actúe sobre las grandes fortunas y contra el nepotismo que desde su partido se está aplicando a favor de familiares vinculados al Gobierno.
Hubo un tiempo que este país fue de izquierdas mayoritariamente, daba igual de que parte del país se fuera, catalán, vasco, gallego, andaluz, extremeño, manchego, leonés, madrileño. España era de pensamiento y hechos de izquierda, fue cuando teníamos la educación gratuita desde la cuna hasta la Universidad incluida, cuando el sistema educativo de nuestro país era la envidia del mundo entero. Era también cuando se igualó a la mujer con el hombre, cuando las mujeres alcanzaron su mayor cuota de libertad, y se estableció el aborto, para que las mujeres no fueran a la cárcel por ello. En fin, hubo un tiempo... Luego, esa España antaño socialista, moderna, y en el centro del mundo en igualdad con todos. Se paso a poner todas las trabas habidas y por haber a la gobernanza política pacifica del país, aplicando la teoría de «contra peor, mejor para nosotros», asfixiando económicamente el tejido social y quitando los derechos a los trabajadores, utilizando con fines políticos y de crispación social el dolor de las víctimas del terrorismo, enfrentando unas comunidades con otras por conflictos lingüísticos inexistentes, reivindicando en las calles nuestra condición de reserva espiritual de Occidente día si día también.
A qué le llama reforma el señor Rajoy, ¿a bajar los sueldos?, por supuesto, de la clase trabajadora; ¿a subir las tasas?, ¿a cobrar por receta?, ¿a grabar más los coches? ¿a abaratar el despido?, ¿a acabar con la ley de la Dependencia?, ¿a los nuevos recortes sociales?, ¿a privatizar la enseñanza?, la sanidad?, ¿a quedarse con los bancos y cajas y una vez pagadas sus deudas y saneadas con el dinero de todos, dárselas a sus amigos para controlarlas igual que hicieron cuando gobernaba Aznar: Con Repsol, BBVA, Tabacalera, Iberdrola, Endesa, Argentaria, etc.?, ¿a controlar la justicia para que los delincuentes del partido queden en libertad? Pues sí, yo soy un inmovilista.
Estimado Presidente; inmovilismo es lo que practican nuestros políticos, subidos a un cargo del que es imposible bajarles, alegando legitimidad electoral cuando ejecutan leyes contra el pueblo que les ha votado. Lo que reclamamos aquellos que nos vemos afectados por sus decisiones es justicia social, igualdad y derecho a una vida digna. Tiene usted razón en una cuestión, esta situación se comienza a parecer al siglo XIX y al igual que nuestros tatarabuelos tendremos que salir a la calle a luchar por todo lo que creemos justo. Déjese de eufemismos y malabares lingüísticos para ocultar la verdad. Atrévase por una vez a llamar a las cosas por su nombre. Usted no gobierna para todos, gobierna para los empresarios, a los que ahora, en una campaña de lavado de imagen, se denominan «emprendedores». ¡Váyase señor Rajoy!, ¡váyase! Y llévese con usted estas reformas, este tufillo pestilente a liberalismo a la americana de la misma escuela de Chicago. Fórmula económica que llevó a la ruina a toda Sudamérica y al sudeste asiático. Lo que usted y su partido practican tiene un nombre: asalto al sector público.
Sin otro particular, aprovecho la ocasión para saludarle atentamente.
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