Del saber titulado al hacer acreditado, o lo uno no quita lo otro.
Realmente tenemos un bonito galimatías aquí en España en referencia a los conceptos formativos con todo el mundo sacando fotocopias de lo que se hace fuera, analizando lo que se esconde tras esa fotocopia no para adaptarlo a nuestro territorio, sino para procurar intereses ajenos a los de los ciudadanos, confundiendo y tomando decisiones interesadas e inapropiadas. Seguimos corrompiendo conceptos y marcando al conocimiento corrompido como una vaca sagrada, como si fuese divina e intocable esa formación «básica e inicial», que no reconoce nada que exista y vaya más allá de ella, llegando al punto de rechazar y deformar los conceptos de la formación «permanente y ocupacional». Una formación «permanente y ocupacional» con grandes contenidos propios bien diferenciados de los de la «básica e inicial». Seguimos sin una interpretación correcta de todos estos importantes conceptos que derivan del dinamismo de los sistemas productivos y la variabilidad ocupacional. No acabamos de comprender esa diferencia entre «básica e inicial» y «permanente y ocupacional». No entendemos que los grados han de ser firmes, y los másteres ocupacionales flexibles en alternancia con la empresa. Nos negamos a interpretar el Marco Europeo de Cualificaciones (EQF) para el «aprendizaje permanente» (lo que se ha dado en llamar Bolonia), cuando es precisamente el MEC (EQF), con sus 8 niveles profesionales y en relación a sus descriptores: conocimientos, destrezas y competencias, quien conforma una auténtica taxonomía de los conceptos formativos desde el saber hasta el hacer.
Los niveles profesionales del MEC (EQF) no tienen ninguna correlación con las titulaciones académicas, sin embargo, configuran el marco de referencia a seguir en relación al desarrollo de los procesos productivos, algo que sólo se logrará por medio de la interpretación secuencial de sus descriptores: primero los conocimientos de la formación inicial, luego las destrezas de la formación permanente (permanentemente) y, por último, las competencias del trabajo en la empresa a través de la empleabilidad o actividad profesional a todo lo largo de la vida de forma estable, siendo en esencia éste, el factor productivo más importante de las empresas para hacerlas avanzar y evolucionar. Desde esta concepción debemos interpretar los postgrados de todos los grados o los másteres: como un «aprendizaje permanente» específico. Si esto debe ser interesante para la Universidad, aún más importante lo es para la FP básica e inicial.
Tras los grados (cualquiera de ellos: Universitario, CFGS y CFGM) deben venir los postgrados del «aprendizaje permanente». Así, tras el CFGM se pueden hacer postgrados específicos en ocupaciones (especialidades formativas del tipo ocupación del INEM en vías de desaparición asesinadas por el INCUAL) y adquirir la autonomía competencial en la empresa de forma dual con ella, para luego, a partir de ser oficial de 2ª, llegar a ser oficial de 1ª. También, tras realizar el CFGS (y opcionalmente tras el grado universitario), se pueden hacer postgrados específicos en campos tecnológicos (formación del tipo específico del INEM) de relevancia en el puesto de trabajo y en alternancia con él. Por último, y con vistas a la evolución profesional, al más alto nivel del desempeño en responsabilidad y autonomía, se deberán hacer másteres universitarios de postgrado. Absolutamente necesarios para la profundización específica en determinados campos ocupacionales o tecnológicos, buscando desempeñar el más alto nivel profesional para poder llegar a demostrar, a continuación, su máxima autonomía con la investigación como acción desde la empresa, y conseguir así el doctorado como acreditación. ¿Hay un reconocimiento expreso de este «aprendizaje permanente» y de sus ocho niveles profesionales en España? No, y ni se le espera. ¿Cómo pretenden que seamos competitivos? Irrisoriamente (que no da ninguna risa) con salarios más bajos y subvencionados que los de otros países laboralmente manufactureros. ¿Qué hace a un periodista: su título o la acreditación del diario para el que trabaja? Lo uno, no quita lo otro.
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