Qué grandones somos
En Asturias hemos superado mejor la crisis que en el conjunto de España, eso afirmaba el entonces Presidente , en los lujosos salones del Hotel Ritz, en febrero d 2010, ante la flor y nata de Madrid y del Principado. Lo leíamos en LA NUEVA ESPAÑA del 18.03.12. O sea que el bocazas de Areces ya daba por superada la crisis hace dos años, a comienzos del 2010. Desde luego, él la tiene más que superada con la sinecura del Senado.
Ni superada, ni mejor, sólo un slogan más del arecismo de humo y fastos, glosa en su editorial LA NUEVA ESPAÑA. Cómo no estar de acuerdo a estas alturas cuando todos los indicadores coinciden en que la crisis se ensaña con nuestra región. Lo malo es que por aquellas fechas nuestro periódico nos brindaba titulares muy parecidos a la citada necedad del ex presidente: Asturias afronta la crisis en mejores condiciones que el resto de España, La economía asturiana resiste la crisis mejor que el conjunto de España. Ya se sabe que hacer predicciones es arriesgado, sobre todo cuando estas se refieren al futuro.
Con relación a la crisis, la sociedad española dio pruebas de algo muy parecido a una obcecación colectiva. En 2008, frente a un patético Pizarro que anunciaba con excesivo comedimiento la que se nos venía encima, la opinión se decantó por un Solbes mentiroso, despectivo y cínico (con ambos riñones bien forrados), y volvió a votar a un presidente que emplearía la legislatura en tirar lo que quedaba de la casa por la ventana. Es decir que el pasaje del Titanic prefirió seguir bailando los tangos de la orquesta en lugar de activar los protocolos de emergencia para encaminarse, con orden y concierto, a los botes salvavidas.
Cuando ya la crisis era innegable hasta para la orquesta gubernamental, aquí nos obstinamos en creer que Asturias era diferente. LA NUEVA ESPAÑA ganaría credibilidad revisando su propia hemeroteca y ejerciendo una saludable autocrítica; de lo contrario el lector termina por no saber cuándo le sirven información, inercia o propaganda. A la hora de ser grandones, los asturianos no nos solemos quedar chicos; y tengo la impresión de que, en el tratamiento de la crisis, LNE se mostró muy asturiana.
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