Muchas gracias, Ramón
Hace pocos días que nos has dejado y no he podido resistirme a escribir unas letras para darte las gracias. Darte las gracias por todo lo que has sido por y para San Claudio. Por todo aquello que se ve y, más aún, por lo que no se ha visto. Todas esas cosas que no trascienden, pero que son aún más importantes. Llegaste hace treinta años aproximadamente, creo recordar, a este pueblo. Desde el primer día siempre estuviste para y con quien te necesitase. Adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos lográbamos convivir en el Tahoces, alrededor tuyo y de tu inseparable Mari Paz. Fuiste parte importantísima de muchos jóvenes en aquella época. Hombre serio, recto y riguroso, son algunos de los adjetivos que he escuchado estos días, pero a mí, como a todos los que te conocimos, nos falta el gruñón y voceras. Esas voces que no hacían más que enmascarar la realidad de una persona que sólo fue bondad y corazón. Corazón que de tanto entregar se ha agotado sin avisarte.
De estas palabras seguro se harán eco muchas personas que te han conocido, pero a título personal sólo tú y tu familia sabéis lo que habéis sido para nosotros. Siempre nos hemos encontrado como parte de vuestra familia, por todo el trato y cariño que hemos recibido en esa vuestra casa, desde el «tío» Lino, el veterinario, y a quien bien llamabas el «tocahuevos». Pero quiero que sepas que los voy a seguir tocando, aunque ya no será lo mismo. Por todo esto, quiero darte las gracias.
También deseo tener unas palabras para tu familia. Has dejado a Mari Paz sin el «cayao» en el que se apoyó durante casi cincuenta años, y a tus hijos, Juan, Nuria y Verónica, sin esa referencia paterna que tanto adoran, así como tres nietos, que tanto te quieren. Cuando hables con ellos, que seguro lo harás, recuérdales que aunque ya nada va a ser igual mucha gente los quiere y los vamos a seguir necesitando allá donde estén. Muchas gracias, Ramón.
José Florentino López Prada,
San Claudio (Oviedo)
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