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Nuevas elecciones, viejos problemas

21 de Marzo del 2012 - Luciano Hevia Noriega (Barcelona)

Apenas han pasado ocho meses desde las últimas elecciones autonómicas y nuevamente los asturianos somos convocados a emitir nuestro veredicto en las urnas. A esta peculiar situación hemos llegado, evidentemente, no por un único factor, sino por la concatenación de muchos dislates por parte de (des)gobierno y oposición.

La responsabilidad mayor la ostenta, claro está, el Gobierno de Foro, ya que fue la fuerza política en la que los ciudadanos depositaron mayoritariamente su confianza. En estos ocho meses de ignominia y ridículo institucional hemos pasado de los buenos propósitos del trabajo a tres turnos a la molicie e inacción por decreto, de la recuperación del orgullo de ser asturianos (por otra parte, nunca perdido) a que nos pregunten fuera de nuestra región por la laminación del Festival de Cine de Gijón, el Centro Niemeyer o la «Semana negra», del Gobierno de los más capacitados al quítate tú que me pongo yo, de la excelencia profesional al servicio de todos a no ser capaces de conformar equipos de trabajo medianamente presentables (con alguna afortunada excepción), de un personalismo que ya se intuía en las siglas del partido al paroxismo de que los consejeros ni siquiera se atrevan a realizar declaraciones al principal medio escrito de la región, del final de los chiringuitos a las dudas razonables acerca de la gestión de nuestro presidente al frente del Ministerio de Fomento, del manos a la obra desde el minuto uno a vamos a ver quién y con qué fuerza gana las elecciones generales (el fiasco de Foro con la candidatura en Madrid y la mayoría absoluta del PP parece ser que han roto muchos esquemas entre las huestes casquistas), de en resumen, que como un Philip Marlowe de pacotilla, Cascos ha hecho de los problemas su negocio, con una salvedad: que allá donde el primero los resolvía, el segundo engorda los ya existentes y crea otros nuevos donde no existían. Vamos, que se ha cubierto de gloria el salvapatrias que venía a redimirnos de nuestras servidumbres y situarnos en el mapa de la modernidad y la eficiencia. Para este viaje...

Pero los dos principales partidos de la oposición se han comportado como otros que tal bailan (juntos, además). El PSOE, tras el batacazo electoral de mayo, ha expurgado su lista de aquellos elementos más presuntamente salpicados por la «operación Marea» (sí, esa que desde su departamento de agitprop han rebautizado como «caso Renedo», en un torticero intento por trasladar la responsabilidad desde la cúspide del organigrama político a un mero caso de corrupción funcionarial). La estrategia no les ha salido del todo mal, ya que resulta incomprensible el escaso eco mediático que un fenómeno de tamaña magnitud está teniendo en la prensa nacional. No contentos con esto, además ahora se nos presentan como la solución a todos los males (los mismos que ellos han creado o contribuido notablemente a crear). Sirva como ejemplo su actitud ante los recortes de Rajoy, haciéndose los ofendidos porque alguien descerraje de una patada la puerta que ellos abrieron de par en par. ¡Pues haberla dejado cerrada, coño! Pero no, ellos siempre tienen que hacer de mamporreros del capital y los poderosos, allanando el camino de la derecha para que estos no realicen solitos el trabajo sucio. Como con González y las privatizaciones de las empresas públicas más rentables que le vino tan bien a Aznar a posteriori. Sólo que en este caso Roma sí paga traidores. Papelón el que le toca defender al eterno delfín Javier Fernández enarbolando la bandera de la reconstrucción sobre los escombros dejados por sus conmilitones.

En la misma orilla de la derecha, pero un poco más escorados, se ubican los otros damnificados de mayo. Un PP con lista renovada y nueva (es un decir) candidata, suponemos que ya un poco hartitos de refrendar electoralmente sólo la primera parte de la máxima churchilliana que reza de derrota en derrota hasta la victoria final. Curioso el giro copernicano con cambio de cara incluido, poniendo al frente a la más casquista de los peperos (¿o era la más pepera de los casquistas?). En todo caso, tremenda la estulticia demostrada por el PP en estos meses, incapaces de entenderse con quien alcanzó las más altas cotas de poder en su organización, más preocupados de ir al alimón con el PSOE a la hora de ocultar bajo las alfombras la mierda compartida y de apartar a viejos dinosaurios como Gabino de Lorenzo de los focos de posibles investigaciones sobre peligrosas amistades que no dejarían al partido en buen lugar. Mientras tanto, a Asturias que le den, ¿verdad?

¿Panorama desolador, pues? Hombre, muy alentador no es, pero afortunadamente el próximo 25 de marzo concurren otras candidaturas que abarcan todo el espectro ideológico y existen opciones como la del voto en blanco o nulo. Yo lo tengo tan claro que ya he votado por correo, con la sana intención democrática de que mi elección consiga la suficiente fuerza para ser determinante, pero también con la quirúrgica necesidad de que según qué gente no tenga a su alcance la posibilidad de gestionar el patrimonio de todos.

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