Un nuevo mesías
No se hagan más preguntas trascendentales sobre nuestros orígenes. El origen de la vida está en el fútbol. El mesías prometido ha vuelto a la tierra; esta vez, vestido con pantalón corto. Su nombre: Lionel Andrés Messi, más conocido como Leo Messi. Si en las iglesias se habla de Jesucristo como enviado divino para redimir los pecados del hombre; hoy, en los campos de fútbol, se habla de un jugador incomparable a cualquier otro en el balompié, como hacedor de jugadas inverosímiles. Messi acapara la atención de todos los entornos sociales por sus grandes hazañas: puntapié y ¡¡goool!!. Todos los hombres de buena voluntad (bueno, o que se le supone) atribuyen estas cualidades a un poder desconocido, que ningún otro ser humano es capaz de igualar. Messi, acompañado de sus diez apóstoles, y un padre deportivo llamado Pep, dejan boquiabiertos a todos sus discípulos por todos aquellos campos de fútbol por donde anuncian dando su buena nueva. A Messi (el nuevo mesías), le han sido reconocidas en todas las partes del mundo sus extraordinarias habilidades sobrenaturales, y por ello, ha sido obsequiado con toda clase de metales preciosos, modelados en forma de: balones, botas, copas... Creo que a estas alturas, la única noticia que nos podría sorprender sobre el fenómeno Messi, sería su aparición espontánea en dos campos de fútbol a la vez. Qué les parece si un día apareciese jugando a la misma vez con el Barcelona y la selección Argentina de fútbol. ¿Cuál sería la reacción en los ámbitos religiosos?
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