Los gatos en Oviedo
Los ciudadanos de este término municipal de Oviedo nos conducimos siguiendo el criterio de la razón, creemos en los profesionales de las distintas áreas del conocimiento y a ellos acudimos buscando respuestas a las cuestiones que nos plantea el día a día; médicos, abogados, periodistas, profesores... son depositarios de toda nuestra confianza y respeto.
El vecino, el residente, actúa con orden, método y sentido común, al contrario que las persona que dicen apoderarlo, empecinadas en resolver un problema animal de espaldas al veterinario, decisión carente de lógica, a todas luces.
En el siglo XIV, cuando la peste mermó la población en el continente y casi termina con todos los gatos en Europa, siendo justamente esos animales el mejor remedio para acabar con la plaga, causada por ratas y ratones portadores de múltiples enfermedades transmisibles al hombre... El menos común de los sentidos y en un tiempo de supersticiones y desconocimiento, como era la Edad Media, iluminó a algunas gentes, que percibieron que donde había gatos no había ratas, epidemia, ni muerte.
Actualmente nuestros gobernantes no sólo no se distinguen por su sensatez, también por pretender tomar decisiones concernientes a sus representados, de espaldas a la comunidad científica. El Colegio Oficial de Veterinarios de Asturias ha repetido en todos los tonos que los gatos no son perjudiciales para la salud y que constituyen una pieza esencial para atajar la proliferación de ratas y otras plagas en las ciudades. Y yo le pregunto al Consistorio ovetense, ¿qué parte de la palabra «esencial», recogida en el informe, no han entendido?
¿No deberían los servidores públicos diferenciarse por su erudición, disposición de escucha y amplitud de miras? No quiero un equipo obstinado y testarudo que resuelve al margen de la ciencia y conocimiento. De una manera franca y abiertamente les digo: señor alcalde y señores concejales de Oviedo, no me siento representada por ustedes.
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