Día de las víctimas del terrorismo
El pasado día 11 de marzo se celebró en muchas ciudades de España el día de las víctimas del terrorismo. En Oviedo tuvo lugar, a las 12 horas, en el monumento que en el barrio de Vallobín se erigió a las mismas y en el que figuran esculpidos en una pared los nombres de todos.
Pues bien, ha sido uno de los actos más infelices de mi vida, y del que he regresado con el ánimo por los suelos y una congoja, que me ha producido lágrimas de impotencia y desánimo. ¿Este es el homenaje que la ciudad de Oviedo y Asturias dedican a las víctimas del terrorismo? ¿Las viudas, familiares y víctimas directas que se hallaban presentes pueden encontrar algo de consuelo en este «acto»?
En total seríamos 30 personas, algunas víctimas directas, varios guardias civiles retirados que querían rendir homenaje a sus compañeros, otros 8 o 10 amigos, y algún despistadillo que pasaba por allí y se quedó al ver el grupo de asistentes. Creo había un representante del Partido Popular, otro de Foro y un tercero de UPyD, pero nada del otro mundo, nada de primeras filas, por favor, ¡las primeras filas estaban en la campaña electoral!, y además los asistentes deberían andar camuflados, pues no se hicieron ver, ni notar. Si hay que ir se va... pero discretitos.
Pero, ¿no podían haber dedicado los aspirantes a gobernar media hora, que duró el acto, a rendir homenaje a las víctimas?, pero si les hubiese sido hasta rentable como parte de la campaña. Pues nada de nada, desprecio total o ignorancia e infravaloración. Los mataron, ¡pues qué le vamos a hacer, yo a lo mío!
Es de absoluta vergüenza, señores políticos y autoridades en general, ¿qué era hoy, día 11 de marzo, más importante que arropar y apoyar (que se hace una vez al año) a los familiares de las víctimas directas y mantener vivo el recuerdo de su muerte o mejor de su asesinato?
Además era lamentable ver a la delegada de la Asociación de Víctimas dirigirse al grupito de asistentes, sin micrófono ni altavoz alguno, desgañitándose al hablar para que se le pudiera entender, allí de pie sin más apoyo que las cuartillas que llevaba para leer, aunque eso sí con gran dignidad, firmeza y voluntad de persistir en el recuerdo, aunque se queden solos como argumentó.
¿Por qué no había más representantes de los partidos políticos (de algunos ni por asomo había alguno), sindicatos, etcétera? ¿Es que hasta en esto vamos a estar divididos los españoles? ¿Es que vamos a especular con los muertos? ¿Es que vamos a examinar el «currículum» político o de pertenencia del asesinato para ver si le homenajeamos o nos olvidamos? ¿Es que también las víctimas de los cuerpos de seguridad del Estado asesinados tienen adscripción política y no merecen el recuerdo de todos?
Según las lecturas que se hicieron, en aquel acto se representaba a todas las víctimas, incluidas principalmente las del 11-M (de ahí la fecha). Pobre España, qué impresión tan dolorosa el de la exigua o más bien nula representación en todos los órdenes que allí había.
Para terminar quiero hacer llegar a las víctimas del terrorismo y entre ellos a la delegada de la Asociación de Víctimas en Asturias, María Ángeles López, que seremos pocos los que nos acordamos y estamos con ellos, pero somos muy tenaces, persistentes, y que pueden contar con nuestro apoyo y nuestra memoria, pues nunca los olvidaremos.
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