La imagocracia, clave en unas elecciones

El estudio psicoestético de algunos candidatos a las próximas elecciones no puede hacerse desde las enciclopedias o los tratados generales de la imagen pública y de su influencia en el triunfo político, ni tampoco se puede elaborar en los laboratorios de nuestra imaginación, según los parámetros de nuestro peculiar sentido de la estética y la belleza.

El marco siempre condiciona la figura pero muy pocas veces, como ahora, parece limitarla y casi oprimirla. Las dimensiones del cuadro determinan la cantidad, las características y el enfoque o perspectiva desde el que se deben contemplar los personajes.

En todo caso, en la campaña que estamos inmersos ya no es una campaña de lo ideal sino de lo posible, pues no se pueden prometer ríos sin haber puentes.

Los votantes conocen y sienten sus carencias y no precisan que los aspirantes a gobernarlos les señalen cuáles son sus necesidades pero sí las soluciones.

En cualquier proceso electoral siempre pretendemos «mejorar» la imagen de los candidatos. En este proceso la mejora es más bien una «adaptación» al marco general, donde priman más los valores de sintonía social y las sendas éticas que las líneas estéticas, pero mi labor sólo es asesora y psicoestética, por ello nuestros políticos no deberían olvidarse que además de convencer y dar soluciones tienen que seducir, porque estamos inmersos en la imagocracia, el poder de la imagen que se apodera de casi todo, y la mirada, el habla, los gestos, su vestimenta, el cabello, la figura y la personalidad son factores muy importantes, especialmente el cabello, que es vehículo de seducción y comunicación y es la auténtica bandera de cada individuo.

Actualizarse es rejuvenecerse y quien cuida su imagen demuestra creer en sí mismo, ya que no debemos olvidar que cuanto más se abandona uno, más le abandonan los demás.

JESÚS IGLESIAS, IU

Su gesto corporal muestra ambición y cierta ansia de poder. Cuida su indumentaria, sus gafas y su cabello con plena conciencia que le dan presencia física. Le sugeriría que alargase dos centímetros sus patillas para estilizarle su figura y potencializar y favorecer su expresividad. Su perilla le da cierto aire de Maquiavelo refinado. Su mirada refleja astucia y recelo. Todo ello lo acompañaría de un cierto aire personal más actual que lo lleva por los caminos más difíciles de la política.

JAVIER FERNÁNDEZ, PSOE

Últimamente se le nota que ha ganado algo de peso y debería someterse a alguna preparación física para estilizar su buena figura.

Tiene un cabello magnífico que no necesita cambios radicales; le aconsejo que como máximo cada veinte o treinta días debería visitar a su peluquero para mantener siempre ese volumen y estilo capilar y tener muy claro que, con ese cabello, sus dedos son su mejor peine.

También le sugiero que alargue ligeramente las patillas, facilitando con ello que su capacidad de expresión facial mejore psicoestéticamente.

En actos más informales debería actualizar y rejuvenecer su ropa de sport.

Sus trajes deberían ser a medida o buscar la talla adecuada y combinarlos muy bien para que resalten su buena figura, porque equilibrar fondo y forma es el secreto de una buena imagen, y vitalizar sus gestos –especialmente sus manos, su voz, su sonrisa, su mirada, su espontaneidad– para conectar mejor con el electorado.

MERCEDES FERNÁNDEZ, PP

Vuelve a la primera línea de la política con el mismo exquisito gusto estético con el que se fue. De elegancia innata y amante de los complementos, es raro que no luzca un fular, siempre a juego con el resto de la vestimenta. De semblante sonriente y mirada amable, Mercedes Fernández, Cherines, apuesta por esa media melena que debería cuidar constantemente y deja a la vista sus inseparables pendientes de perlas, que ahora ya se esfuerza en combinar varios estilos de pendientes que coordinen con sus pañuelos y vestidos. Quizá su talón de Aquiles esté en la oratoria. Hay un lenguaje en la mirada que frecuentemente desmiente lo que decimos con la palabra. Armonizar lo que se dice con la mirada y con la boca es la mejor técnica para persuadir y el mejor camino para inspirar confianza.

FRANCISCO ÁLVAREZ-CASCOS, FORO

Rostro envejecido por su lucha en la arena política y muy marcado por el tiempo, que se refleja en su mirada. Cuello ancho que muestra un buen asentamiento. La delicadeza no es su fuerte. Su expresión demuestra que es un guerrero político. Persona que puede dejarse dominar por sus instintos, faltándole en algunas ocasiones detalles de modernidad en su imagen, este hecho le da coherencia entre su fondo y su forma.

Cuando se pone los trajes a medida sabe coordinarlos bien –camisa, corbata, cinturón y zapatos–, da la imagen de un político elegante inglés, pero cuando se viste con un aire más de hombre de pueblo y lleva un pantalón de pana para ser más cercano debería combinarlo con una chaqueta de sport, pero nunca con una cazadora que le hace perder esbeltez, porque debe tener presente –estoy seguro de ello– que cuando se deja de actualizar la propia imagen se empieza a vivir como marginados. Actualizarse es rejuvenecerse.

Su corte de cabello se lo actualizaría estilizando la nuca, donde tiene mucho volumen, y le quitaría la raya peinándolo ligeramente ladeado hacia atrás, para conseguir un aspecto más deportivo y natural, manteniendo siempre esa imagen de equilibrio entre el peinado, el vestido, la figura y la personalidad.

IGNACIO PRENDES, UPyD

Persona con rostro franco, despierto, voluntarioso y con buena dosis de buena fe. Se diría que es un hombre del pueblo. De su sencillez hace bandera. En cuanto a su imagen, debería no confundir la modestia con la falta de intención en el vestir. Debería por ello modernizar su vestuario dándole un aire más actual y menos burocratizado. De su magnífica cabellera, el corte y el peinado demasiado convencional, le restan naturalidad y soltura, ya que un corte de cabello que fomente nuestra moral de éxito amplía nuestros horizontes, porque no pensemos que éste o aquel peinado no nos va; pensemos en lo que puede potenciarnos y singularizarnos.