La seguridad vial, ante todo (¿o no?)
Miércoles, 21 de marzo, 19.30. Autovía del Cantábrico (A-8), entre los kilómetros 386 y 385 (Gijón); es decir, el tramo comprendido entre el acceso desde la Autovía Minera y la salida hacia Viesques.
El carril derecho de la A-8 en sentido Santander está colapsado. La salida hacia Viesques es incapaz de absorber el volumen de vehículos que abandonan la autovía. Y el acceso desde la Autovía Manera se ha convertido, a su vez, en un tapón.
La razón es que juega el Sporting un partido en El Molinón a las ocho de la tarde. Y, claro, son miles los seguidores que quieren ver y animar a su equipo. Algo, por lo que se deduce, imprevisible para los «cerebros» encargados de la seguridad vial.
A nadie se le ocurrió disponer un servicio que organizase el tránsito en ese tramo (hay unas maravillosas señales luminosas que por ahí fuera, en Europa, y creo que también en Burundi, se usan para advertir a los conductores. Me consta, porque los he visto a veces, por ejemplo en El Bao, je, je, que hay conos para cerrar un carril «provisionalmente»).
Pero no, a nadie se le ocurrió tomar medidas «preventivas» (que no todo va a ser obligar a parar a «soplar», por si acaso). Y aquella situación lo requería. Porque vehículos cuyo destino no era El Molinón, sino cualquier otro punto, intentaban (y, lo que es peor, conseguían) pasar por el hueco que algunos «compadecidos» conductores favorecían una vez detenido su vehículo. Y entonces, a incorporarse... ¡al carril de adelantamiento! por el que «sólo» transitaba el tráfico en dirección Este; nada, simples coches, camiones... O sea, jugándose la vida propia (y la de los demás).
¿Y la Guardia Civil de tráfico?
Ah, a saber... por allí, desde luego, ni estaba ni parecía que se la esperara (aunque bien pudiera ocurrir que no lograra llegar a tiempo de intentar arreglar tamaño despropósito).
Un ciudadano llama a la Comandancia de Gijón para advertir de la situación de riesgo que se estaba viviendo en aquel punto y descubre que allí, además de no tener constancia de nada, tampoco pueden darle ninguna explicación.
¿Quiénes son los responsables de planificar y disponer los servicios ante situaciones como es una sobrecarga de tráfico previsible por reiterada? ¿Quién está al frente?, ¿quién es el máximo responsable de la seguridad vial en las carreteras del Estado en Asturias?
Si se hubiera producido un accidente, ¿a qué factor lo atribuirían los responsables de tráfico? ¿Acaso a la complicada situación del Sporting, que convierte cada partido en El Molinón en una llamada a la épica? La verdad, capaces los creo...
Viernes, 23 de marzo, 02.30 de la madrugada. Barrio de Otero (Oviedo). El silencio de la noche apenas es alterado por el rumor del motor de un furgón que desciende lentamente por la calle Villafría. No se trata del servicio de riego ni del camión de recogida de basura. Es un furgón, sí, pero del «servicio» de la grúa municipal. Un par de metros por detrás, un coche de la Policía Local parece darle escolta (¿?). Están, manifiestamente, de «caza». Deben de velar por si hay algún vehículo estacionado en lugar indebido por allí, donde la ciudad acaba, ya que puede ser causa un terrible problema (¿para la seguridad vial? ¿a esas horas?). Claro que también podría ser, sin más, que estén cumpliendo órdenes para «optimizar», o sea, «rentabilizar» (¿a costa de qué y de quiénes, insisto, a esas horas?) los «recursos municipales».
Analizando y comparando ambas situaciones, nadie podrá negar que lo que mueve a nuestros gobernantes no es otra cosa que nuestra seguridad, nuestro bienestar y nuestra felicidad. ¿O sí?
Armando Miranda
Oviedo
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