Aviso a navegantes
Si el actual inquilino de la Moncloa creía que todas las políticas de ajuste que su Gobierno está poniendo en marcha, con la comodidad que da la mayoría absoluta y con las coartadas aparentemente perfectas, de la herencia recibida, de la situación de crisis general y de las imposiciones de la señora Merkel, le iban a salir gratis, creo que se equivocó gravemente.
Vistos los resultados de las autonómicas en Andalucía y en Asturias, seguramente sus estrategas no supieron valorar suficientemente las consecuencias del donde dije Digo, digo Diego, de los recortes, de la reformita laboral impuesta y de las fundadas sospechas de nuevos ajustes que incorporarán los próximos Presupuestos generales.
En Andalucía, a pesar de darse las mejores condiciones de la historia, con los vergonzantes casos de corrupción del Gobierno de la comunidad, suficientemente detallados y aireados y después del desgaste de 30 años en el poder, el resultado logrado, aunque fue la opción más votada, puede calificarse de fracaso, pues no cumple ni por asomo las expectativas creadas en campaña, entre las que estaba el Gobierno de la comunidad. Creo que deberían de saber, por experiencia propia, que la corrupción en este país no pasa factura y que basar las campañas electorales en airear la basura del contrario es un error, más que nada porque normalmente los que las airean también tienen su contenedor lleno y la gente lo sabe.
Si a esto unimos el efecto rebote que puede producir el autobombo, la autocomplacencia y cierta prepotencia subyacente en los mensajes lanzados durante la campaña, dando por hecho una victoria casi aplastante, quizás el resultado no podría ser otro.
Una situación bien distinta es la de Asturias, donde a pesar de perder más de 12.000 votos se mantienen como tercera fuerza política. Esto, de momento, les convierte en pieza fundamental para formar parte de un gobierno que pretende liderar otra vez el Troyano que permaneció en estado latente durante años en su organización y que se activó hace poco más de un año, convirtiéndose para desgracia de muchos, en el presidente del Principado
Esta situación pilló a su antigua organización con el antivirus sin actualizar, a pesar de que sufrieron un ataque de similares características allá por el año 1999 y cuando se activa un virus ya sabemos lo que pasa.
La solución hubiera sido formatear, reinstalar todo el sistema y llegar a un acuerdo para gobernar. Sin embargo, lo que sucedió fue que se enzarzaron en una reyerta política que trasladaron a todos los ámbitos donde había algo que disputar y que nos colocó ante un espectáculo penoso que tuvo como consecuencia una situación de desgobierno absoluta, con algunas actuaciones por parte del Troyano dignas de un niño caprichoso y consentido, que como no puede jugar a lo que él quiere, descarga su frustración sobre aquellos que ve más débiles. Ahora, después de los resultados obtenidos por ambos (pierden entre los dos más de 65.000 votos) y si no quieren pasar a la oposición, no les quedará más remedio que alcanzar un acuerdo; la verdad es que para este viaje no hacían falta alforjas. Una verdadera pena.
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