Yo, ¿soy facha?
Yo soy facha. No por mis ideales políticos, los cuales con 16 años aún no han madurado lo suficiente; tampoco por la educación que mi familia me ha inculcado. Soy facha porque llevo la bandera de España pegada en mi archivador.
La bandera de España como hoy la conocemos, dos rayas rojas horizontales y una amarillo gualda entre estas dos, es «más vieja que Carracuca», perdonen la expresión.
Durante la Guerra Civil la bandera española fue utilizada como símbolo por el bando nacionalista, mientras que el bando republicano se identificaba con la bandera republicana, constituida por tres rayas horizontales: una roja, otra gualda y la inferior morada.
Al finalizar la guerra e instaurarse la dictadura con el «generalísimo» Francisco Franco a la cabeza, la bandera nacional se unió a los ideales de la Falange e inevitablemente se produjo una asociación entre los ideales falangistas y la bandera española.
Años después, la democracia llegó a España y con ella la Constitución, el águila negra que adornaba la bandera se fue volando y un escudo constitucional ocupó su lugar. Desgraciadamente, la bandera ya estaba enferma de ideología, contaminada de connotaciones negativas.
Hoy en día parece ser que sólo está bien visto agitar con orgullo la bandera o ir cantando por la calle el famoso «Yo soy español, español, español...» si es porque la selección española ha ganado el Mundial u otro partido. La mayoría de los españoles sólo estuvieron orgullosos de serlo y lo demostraron el día que nos convertimos en campeones del mundo.
Escuchando un monólogo oí decir algo así como: «... no me imagino a un español siendo el primero en llegar a la Luna, nada más clavar la bandera española estaría media Península desde la Tierra llamándole facha a gritos». Aunque es una exageración, pasaría, y es muy triste que sigamos considerando nuestra bandera como un símbolo político impregnado de significados negativos. Es muy triste porque, en realidad, representa a una democracia, a una Constitución y, lo más importante, nos representa a todos los españoles, nos guste o no.
Seguiré llevando la bandera española en mi archivador, haya ganado la selección española un partido o no; la seguiré llevando porque es mi bandera.
Desgraciadamente, siempre habrá gente que desde la ignorancia llame fachas a todos los que, como yo, sentimos orgullo de ser españoles.
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