Lamentable dejadez de un concejal
Al concejal de Deportes del Ayuntamiento de Oviedo. No sé si usted desea seguir en su puesto o tiene aspiraciones políticas. Lleva usted, en mi modesta opinión, un pingüe bagaje y algún lastre. Le explico...
La primera obligación de un cargo público es, me parece, cumplir con sus obligaciones. Usted es responsable del funcionamiento de las instituciones deportivas municipales y no está cumpliendo en temas muy elementales: la comisión disciplinaria del Club de Las Caldas está parada y sin poder resolver los problemas de la vida del club porque usted todavía no se ha dignado a nombrar el representante municipal necesario para su funcionamiento, desde hace 7 meses que se le ha requerido.
¿No vale usted o no quiere usted?
Personalmente he acudido en tres ocasiones a su despacho, en horario de trabajo, y nunca lo he encontrado; quedaron en avisarme y nunca me han avisado; le he dejado el asunto por escrito y ninguna respuesta. Me consta, además, que el tema le ha sido planteado desde el campo y desde el club. Espero que comprenderá la opinión que tengo de usted.
¿Tiene usted alguna respuesta? En el club empieza a pensarse que los comportamientos antisociales (hay varios casos) son impunes: permítame añadir que yo opino que están, de facto, siendo consentidos por usted: sus razones poderosas debe de tener para no cumplir con una obligación tan elemental como cotidiana en cualquier ámbito público o privado.
En esta vida cumplimos con nuestras obligaciones de grado o de fuerza: siento decírselo (ya se lo he advertido previamente) que acudiré a la asamblea del club en demanda de un amparo que la institución que usted representa no nos está proporcionando.
No sé si, como le digo al principio, tiene aspiraciones: lo que sí ha demostrado hasta ahora es menosprecio (tres visitas y ninguna respuesta), incompetencia (si en siete meses no ha sido capaz ni de nombrar un representante) o negligencia (si no tiene voluntad de cumplir con sus obligaciones).
Muy lamentable.
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