La Nueva España » Cartas de los lectores » En memoria de Javier Fernández Díaz, taxista de Oviedo

En memoria de Javier Fernández Díaz, taxista de Oviedo

2 de Abril del 2012 - Celia Rivas Díaz (Oviedo)

El 21 de octubre de 2010, fecha de tu desaparición tras una jornada de trabajo, comienza el último capítulo de tu vida. Los que te conocían pensaron que algo malo te había ocurrido, pues de sobra era conocido tu sentido de la responsabilidad como trabajador, tu vida ordenada y tu respeto hacia los que te rodeaban. Era impensable que conscientemente estuvieses causando tanto dolor. Sin embargo, una simple grabación de una cámara de seguridad en un establecimiento de un pueblo de Lugo sirvió para que diferentes medios de comunicación informasen de tu localización y huida voluntaria, la autoridad judicial diese el caso por archivado, la Policía por aclarado y para que muchos tornasen su preocupación en crítica, rechazo y rencor.

La rumorología pronto empezó a hacer su labor, muchas cosas se dijeron: que habías sido visto aquí o allí, que te habías ido con esta o aquella persona, que andabas metido en asuntos turbios... Pero los meses pasaban y nada cierto se supo de ti hasta aquel 9 de septiembre de 2011, próximo a cumplirse el año de tu desaparición, en que en otro pueblo de Lugo a escasos kilómetros del anterior, en una calle transitada, aparece tu coche perfectamente aparcado, aquel coche que con tanta ilusión habías comprado junto con tu novia unos años antes, y en el interior de su maletero tu cuerpo sin vida. Para estupor y vergüenza de todos, llevabas sin vida al menos 7 u 8 meses. Se inicia en ese momento una investigación judicial que recientemente se ha dado por concluida. El resultado de la misma nos ha llevado al principio de este capítulo, cuando creíamos impensable que estuvieses iniciando tranquilamente una nueva vida en otro lugar. No huiste, no te fuiste voluntariamente, ni fuiste localizado el 25 de octubre de 2010 en buen estado como así se publicó, ya que todo ello requiere de una capacidad de decisión y de una consciencia que resulta obvio tú no tuviste ni nadie verificó. No te llevaste tus pertenencias personales, ni tus tarjetas de crédito, ni los ahorros generados tras muchos años de trabajo. No es cierto que te hubiesen visto ni grabado sacando dinero de una entidad bancaria, pues ha quedado demostrado que esto nunca lo llegaste a hacer. Nada hace pensar que hayas tenido un plan predeterminado. Te fuiste con lo puesto, posiblemente comiste mientras te alcanzó el poco dinero en efectivo que llevabas, fruto de la recaudación de una jornada de trabajo y cuando se agotó no buscaste ayuda, te dejaste ir sin más. Tu cuerpo descansaba en tu coche pero tu mente seguramente estuvo perdida desde el 21 de octubre de 2010. Nunca sabremos qué ha podido desencadenar que te fueras como lo hiciste y murieras de esa forma, cuando bien podías haber hecho uso de los ahorros que sólo a ti pertenecían para subsistir dignamente y empezar, si ese fuera tu deseo, una nueva vida.

Qué razón tenía tu novia cuando durante todo ese tiempo no se cansó de acudir semana tras semana a la Comisaría de Policía y de insistir en que no era posible que estuvieses bien, se preguntaba de qué vivías, su preocupación rayana en la obsesión era que estuvieses pasando hambre, frío... como así fue. ¡Qué razón más amarga! Ahora, con el final de la investigación y el desguace de ese coche que fue tu cobijo durante tanto tiempo, concluye el último capítulo de tu vida, vida por la que pasabas con sigilo, celoso como eras de tu intimidad y respetuoso de la ajena. ¡Qué irónico resulta que hayas acabado en boca de todos! Pero este capítulo no estará completo hasta que se haga pública la única verdad conocida. Por eso sabrás disculpar, allá donde estés, que sea precisamente yo, tan celosa como tú de la privacidad propia y ajena, la responsable de que tu nombre aparezca nuevamente en prensa y a buen seguro vuelva a estar en boca de muchos. Sólo espero que en esta ocasión sea para referirse a ti con respeto, respeto hacia una persona que si a alguien hizo daño fue a sí mismo, y hacia su novia, la otra parte débil de esta triste historia, a quien le ha tocado sufrir una de las pruebas más duras que pueda presentarte la vida. Ahora sí, Javi, descansa en paz.

Cartas

Número de cartas: 46090

Número de cartas en Octubre: 28

Tribunas

Número de tribunas: 2088

Número de tribunas en Octubre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador