Hemos ganado
Casi cuatrocientas mil personas decidimos el pasado 25 de marzo no pasar por ningún colegio electoral. Casi la mitad de la población con derecho a voto de esta comunidad prefirió seguir reflexionando. Nunca una victoria tan aplastante fue tan amarga, triste reflejo de una sociedad que camina sola enfrentada a un puñado de políticos que no entienden nada. Alguien del Gobierno con reloj relacionaba la escasa participación con el cambio de hora y no con la hora del cambio. Aún no pueden verlo. Y es que muchos estamos hartos. Cansados de mentiras e incompetentes. De programas incumplidos, de improvisaciones, de escándalos a docenas, de recortes de sueldos y de subidas de impuestos. Habéis convertido la erótica del poder en pura pornografía. Y somos multitud ya los que mostramos cicatrices; somos ni más ni menos que la opción más elegida estas elecciones.
La crisis continúa implacable y desde vuestras atalayas siempre concluís lo mismo, da igual de qué color gastéis la corbata. Han de pagar ellos, los de siempre, los que ya ni nos votan.
Y es que hemos subido 11 puntos con respecto a las últimas autonómicas y, aun así, no salimos a ningún balcón a celebrarlo, mientras escuchamos corear nuestros nombres, nuestros cuatrocientos mil nombres. La realidad es que habéis perdido vosotros, la clase política, y no sólo las elecciones, también el rumbo. No conectáis con la sociedad, no pisáis la calle a no ser que haya comicios cercanos. Sólo os bajáis de vuestros vehículos oficiales de alta gama para inaugurar alguna obra pagada por nuestros bolsillos. Necesitáis nuestro voto para manteneros en la poltrona otra legislatura más, nos lo pedís y no nos volvéis a dirigir la palabra hasta la próxima campaña. Inaccesibles. Pero ya no estamos dispuestos a daros un cheque en blanco un domingo cualquiera y arrepentirnos durante cuatro largos años.
La autocrítica es inexistente a pesar de la derrota. Cuatrocientos mil asturianos os han dicho que no los representáis y seguís mirando vuestra muñeca en busca de una explicación. La triste victoria del tedio que nos producís no se puede celebrar. En su lugar, seguiremos reflexionando hasta encontrar una salida digna, teniendo claro que estamos solos. Mientras tanto, veremos cómo suben y suben los precios de los carburantes y de la luz, del gas y del agua. Cómo se incrementan el IVA, el IRPF y hasta el lBI, a la par que baja y baja el salario, si es que aún lo conservas.
Quizás algunos decidamos bajarnos en marcha, con lo puesto, cuando esta nave rumbo a Grecia pase por alguno de esos casi setecientos pueblos abandonados que tiene Asturias, y quedarnos allí tal vez para siempre, sin contribuir a esta pantomima de los que mandan, incapaces de reconocer que están perdidos.
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