Cuestión de confianza
La villa minera tiene recorrido para transformarse en núcleo urbano de servicios de calidad a través de nuevas ideas y un plan que articule el desarrollo del pueblo con el del parque natural
Cerredo debe su ser, su paisaje lineal de poblado, de pueblo-calle, a la minería del carbón. Es una localidad especializada, unida en su suerte, hasta ahora, a la del empleo minero. Los años buenos de la minería atrajeron población y Cerredo creció rápido y superó el millar de residentes, convirtiéndose en una referencia importante del poblamiento del suroccidente asturiano y de la montaña occidental leonesa. Con el final del siglo y la primera década del XXI vino el reflujo y la actividad y el empleo cayeron. La población comenzó a descender, desde un millar a 830 habitantes de 2010. La época dorada marcó el paisaje urbano con las características barriadas de viviendas, que aquí llaman la atención pues estamos en un valle de alta montaña, a más de mil metros de altura.
La respuesta a si habrá vida en Cerredo después de la minería, la darán sus pobladores, sus motivaciones y sus proyectos de futuro. No hay nada escrito. El futuro de un pueblo lo van haciendo sus participantes, día a día. Y el de Cerredo está unido al de su comarca, enclavada entre montañas y culturas viejas que anudan Asturias, León y Galicia, y que ostenta el dudoso honor de ser una de las más aisladas de la Península; razón más que suficiente para buscar en común su proyecto de futuro. Probablemente rentabilizando como marcas territoriales sus hermosos topónimos, referidos a territorios de alto valor ambiental y cultural: Muniellos, Degaña, Cerredo, Laciana, Ibias, Ancares, Fuentes del Narcea. Sonoras marcas territoriales que impliquen y den resguardo a productos y servicios de calidad y a una forma de producción que tenga en cuenta la escala humana y la comunicación directa entre personas.
Cerredo es una de las localidades más altas de Asturias. Es un núcleo aún infradotado de servicios y equipamientos, teniendo en cuenta que el centro comarcal está lejos. Todavía tiene un amplio recorrido para su conversión en núcleo urbano de servicios de calidad, desde la óptica de la sobredotación de equipamientos, de la articulación territorial y del desarrollo de nuevas posibilidades terciarias y turísticas vinculadas a la existencia del parque natural. Y de la necesidad de definir un plan de desarrollo sostenible para el parque y los concejos que aportan territorio al mismo, tan importante o más que el plan regulador de uso y gestión. Un plan que aporte ideas de futuro para un territorio poblado, más que una colección de regulaciones y prohibiciones, más o menos pertinentes.
Necesita Cerredo, también, de una cuidadosa recuperación del paisaje minero derivado de las cortas a cielo abierto. No se puede hacer cualquier cosa ni a cualquier precio, pero hay que hacer algo, y algo compatible con las características de un medio montañoso tan atractivo como el de Cerredo, que cuenta con las posibilidades vitales que ofrece una población relativamente numerosa y el marco de juego que establecerá la figura de espacio clasificado conocida como Gran Cantábrica.
La extracción de carbón a cielo abierto, con destino a las centrales térmicas del otro lado de la Cordillera, da unidad económica a este territorio transfronterizo que comparte identidad cultural también con Laciana. Unidad económica y cultural en las comarcas de una y otra vertiente de una montaña poco accesible, afectada por el declive de la minería, que ha congelado un mundo que destaca por su lejanía de los patrones hoy comunes para juzgar la calidad residencial pero que ocupa dinámicamente el territorio. La llamada de la minería permitió que Cerredo creciese e incluso fuera la localidad de mayor tasa de natalidad de Asturias hasta hace pocos años, debido a la llegada de jóvenes atraídos por el empleo minero en los buenos años de la actividad.
Cerredo es el pueblo principal del concejo, pueblo de hábitat minero y paisaje singular, atado al eje de la carretera que sube al puerto. Se debate entre abandonar su condición de poblado minero y alcanzar la de pequeño núcleo de servicios, con carencias notables, en espera de una mayor atención que le permita dar un salto cualitativo hacia la calidad residencial, para lo que tiene posibilidades, población, suelo disponible y paisaje. Falta avanzar en la definición y aplicación del proyecto de desarrollo, en cooperación con unos vecinos que tienen que tener más confianza en su capacidad para añadir valor a sus localidades.
Contra la gravedad
Cerredo estira su perfil urbano en torno a la carretera que sube a la mina y al puerto. Aquí la fuerza de gravedad parece actuar al revés, tira hacia arriba, hacia la mina y al puerto que lleva a Villablino, centro comarcal. Cerredo ha ido ganando en equipamientos y servicios, pero aún le queda camino para convertirse en un núcleo de referencia y en centro de un grandioso paisaje de alta montaña, asturiana y del noroeste peninsular que se quiere poner bajo el paraguas de los espacios protegidos (Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias; Gran Cantábrica). Bienvenidos sean si apuestan por el desarrollo de un territorio bien poblado aún y por el futuro de sus residentes.
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