La que gobierna el Gran Navia
Referencia urbana y de servicios de la cuenca interior que baña el río occidental, la villa grandalesa necesita proyectos de dinamización y una mejora integral de las comunicaciones
La villa de Grandas pertenece al reino cimero. Desde la alta meseta en que se ubica, orlada por los tajos profundos del río Navia y su afluente el Agüeria, gobierna la tierra media del Gran Navia. La alargada meseta culmina en el Acebo y Piedras Apañadas, aventados y solitarios lugares que por eso se hacen inevitables solares eólicos y también irremediable nudo de comunicaciones hacia los Oscos, Ibias y Fonsagrada, lo que revela el papel vertebral de la carretera naviega como colector de base del occidente astur y aún de las tierras vecinas gallegas y bercianas, lo que contrasta acusadamente con su estado actual, cosa que ayuda muy poco a la estructuración de esta Asturias interior de tantos olvidada.
El valle del Agüeria es una profunda trinchera que al Oeste pone límite a la burbuja asturiana de Grandas, separándola de la de los Oscos, mientras que al Este la trinchera, aún más profunda, está anegada por las embalsadas aguas del Navia, que se prolongan por el vecino enclave gallego de Negueira de Muñiz. Entre ambos se extiende una superficie alomada y cubierta de praderías, en una de cuyas vallonadas se asienta la villa de Grandas, protegida de los vientos del Noroeste y suavemente tendida hacia el Mediodía, antes de caer hacia el profundo Navia.
El Navia hace décadas que vio anegado su valle por el embalse que sepultó puente y pueblos y hoy separa ambas márgenes. La vieja carretera, cortada en Villarpedre por las aguas, es hoy un buen símbolo de la marginalidad de Grandas y de su difícil comunicación con el centro del país, con la costa e incluso con las villas vecinas. Cuesta llegar a Grandas, pero el camino y la villa merecen el viaje, más fácil desde Fonsagrada debido al arreglo reciente de la carretera, lo que parece inclinar la villa hacia Galicia y la salida hacia Madrid. El valle del Navia y la carretera interior entre Oviedo y Lugo son ejes imprescindibles para la red asturiana de carreteras, por eso merecen ser reconsiderados y seguro que de ello se beneficiará la pequeña villa. Para llegar a Grandas desde cualquier parte de Asturias hay que hacer mucho camino, carretero y espiritual; es, por tanto, una villa de camino iniciático y, por eso, en el camino puede tener su futuro.
Pero, por el momento, la lejanía y las dificultades de comunicación parece que tienen algo que ver con que Grandas haya sido uno de los concejos que más población ha perdido en la primera década del siglo, ya sólo son 1.036 sus habitantes. De ellos, 504 corresponden a la villa, que tenía casi 600 en 2001. A falta de un adecuado antídoto, en forma de proyecto, el territorio del concejo se está despoblando a ritmo acelerado, pues 800 de sus residentes se concentran en la parroquia de la villa.
El asunto de las comunicaciones en el interior de Asturias es estratégico, porque de las carreteras y caminos depende la comunicación física. Son soportes de movilidad. Con la que se activan los proyectos de desarrollo territorial. Con ellos se logra el mantenimiento de un cierto grado de ocupación del territorio y un mundo rural vivo. Integran el amplio esquema de ordenación de su territorio, con el que de manera no espontánea el país se enfrenta de forma concertada a luchar por un futuro compartido por cada una de sus localidades. Y Grandas es la referencia urbana y de servicios del Navia interior, agreste y desconocido país donde se interpenetran tres grandes regiones españolas, por eso Grandas no debería ser vista como situada en una esquina, sino en el centro de tan singular país de capacidades territoriales muy atractivas y una evidente debilidad relativa. Centralidad interregional, camino, atractivos singulares y debilidad vital son elementos a conjugar por el futuro proyecto que Grandas debe presentar para el territorio de su gobierno como alternativa vital a la condena por inacción.
Hoy parece que la única idea para el Navia es producir energía eléctrica, en los viejos embalses y en los nuevos eólicos, sin apenas empleo vinculado ni, por tanto, población. Mientras, aguantan como pueden la ganadería y la industria de transformación agraria. Grandas parece quedar al margen de la vida regional, como hito en el viejo Camino de Santiago, entendido como simple recurso para mantener alguna actividad turística, sobre un eje de comunicación de impresionante paisaje e historia.
Pero tenemos aún una buena villa, prestadora de servicios básicos para una ya pequeña población rural y una inmensa población potencial que busca en otros lugares lo que aquí, Grandas, puede ofrecerle. Una burbuja todavía henchida de vida ganadera, forestal, industrial y de servicios que busca futuro y al que hay que ayudar a dar pasos hacia el exterior. Proyectándola lejos. En primer lugar, asegurando sus comunicaciones, afrontando la mejora radical de los ejes principales del occidente interior, de La Espina a Grandas, con túnel en El Palo, y a través del valle del Navia hasta Ibias. Ejes de futuro para un territorio que no está condenado a nada. El occidente interior tiene recursos y atractivo, aunque hoy la actividad se vuelca hacia la costa, a lo que ha contribuido poderosamente la construcción de la Autovía del Cantábrico.
El viejo Camino de Santiago está marcado por la presencia de hitos y villas como Grandas, que deben tener continuidad porque representan una parte fundamental del ser asturiano. Si un pedazo se necrosa la totalidad queda afectada. Diariamente hay que poner los medios para que esto no suceda, no solamente con el reequilibrio en los servicios, sino con proyectos de dinamización productiva, con la ganadería, la explotación forestal, la agroindustria y la producción eléctrica que han hecho la Grandas actual. A ello se le va añadiendo la actividad de ocio y turismo vinculado al patrimonio histórico, al camino, a la aventura y al embalse. Y al singular y atractivo paisaje. Son recursos suficientes para sostener lo que hay y para abrir paso a nuevas formas de actividad, de ver y entender el territorio. Abrir el futuro, diciendo no al despoblamiento e hinchando de actividad burbujas territoriales que se eleven desde los lugares del país para ser vistas desde el mundo.
Renovar los caminos
Grandas de Salime ha trabajado por la recuperación del antiguo Camino de Santiago y por vincular nuevas actividades. Y por recrear la actividad tradicional y darle un sitio en la nueva economía. Patrimonio histórico y museo son recursos fundamentales, junto a las actividades tradicionales. La villa grandalesa necesita empuje local para hacer más cosas y mantener el ritmo. Pero también necesita apoyos y mejoras, que solo pueden venir desde el exterior, como ocurre con las comunicaciones, tanto hacia la costa y la Autovía del Cantábrico como hacia el centro de Asturias. Hay que seguir renovando los caminos.
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