A reabrir el surco
Desconectado de las principales líneas de dinamismo regional, Infiesto gobierna un pequeño mundo urbano que necesita afinar sus potenciales para volver a dejarse ver en el camino
Infiesto está en el camino. En el riegu que la tectónica ha labrado hace milenios en el interior oriental de Asturias. Aunque se encuentra próxima al centro, la costa se ha llevado al Norte el eje principal de comunicaciones. Los puertos del Sueve dificultan su salida al mar. Y abruptas sierras y cordales la cierran también por el Sur. Su emplazamiento, hoy en un eje secundario, no facilita su conexión con las principales líneas de dinamismo regional, que ofrecen mejores oportunidades a otras villas asturianas. Como sucede con las calles de las ciudades, las mejor situadas, las más concurridas, las situadas estratégicamente compiten con ventaja por la atracción del comercio y de los establecimientos de ocio, de los clientes y de las actividades, frente a las vías secundarias o que entran en situación de declive. Aquí sucede lo mismo e Infiesto necesita afinar sus potenciales para volver a estar en el riegu, en el camino principal.
En los últimos años, el gran concejo de Piloña pierde población a un ritmo demasiado rápido. La villa de Infiesto se mantiene relativamente estable atrayendo población del sector rural de montaña. Pero si las tendencias de futuro ponen en dificultades a Infiesto, la oportunidad está en sus apoyos tradicionales, una economía diversificada basada en el agua, la carne, la madera, la manzana, la avellana, el mueble y la industria agroalimentaria. El objetivo es mantener y crear nueva actividad, asentar población sin olvidar el paisaje y el turismo y poner en juego, también, su condición de punto de relación entre la Comarca de la Sidra y la oriental o de los Picos de Europa.
Es cabecera de un extenso territorio montañoso, dedicado tradicionalmente a la ganadería, la agricultura y la explotación forestal, con una importante población a inicios del siglo XX que se desploma a menos de la mitad en los inicios del XXI. En tal situación, Infiesto se consolida como nudo central del concejo de Piloña, ampliando su vinculación histórica al puente carretero y reforzando su estructura urbana lineal, de villa caminera. La atracción de población de las áreas rurales le permitió ir ganando lentamente población a lo largo del siglo XX. Ya en el siglo XXI se estanca, enredada en el envejecimiento de la población, pero su atractivo como emplazamiento residencial de calidad, la existencia de servicios y equipamientos, su cercanía a la aglomeración central y cierta diversificación evitan que se produzca un descenso importante.
Domina un territorio amplio, diverso y activo, lo que venimos denominando como concejo-comarca. Enfrentado al reto de superar su reciente marginalización respecto a los ejes principales de comunicación y a reivindicar su renovada centralidad en el eje Nava-Arriondas, se sitúa en el gozne entre la Asturias central, de vocación metropolitana, y la oriental, la que más ha avanzado en los procesos de cambio y desarrollo rural. Se encuentra en el surco prelitoral, que funciona como colector de base, al cual se enganchan los valles transversales y que define, a lo largo de la historia, el eje de poblamiento principal, acomodado al abierto y amable paisaje ganadero, pasillo de comunicación entre Oviedo y Santander, pese al reciente desvío hacia el Norte del eje de comunicaciones, debido a la autovía cantábrica.
Alberga hoy 2.125 habitantes y ya no puede sostener el lento crecimiento anterior. La localización y orientación del surco permitieron también que Villamayor y Sevares se convirtieran en pequeños núcleos industriales y logísticos que complementan a la capital y la prolongan hacia el Este. La apertura de la autovía por el Norte ha desconcertado momentáneamente al corredor del Piloña, que recuperará su traza caminera asegurando y ampliando las relaciones con la metrópoli y con el eje cantábrico y mejorando las muy insuficientes vías de la comunicación con la costa y con la alta montaña de Caso, pues Infiesto es una villa bisagra, malla importante en la cadena del poblamiento del país.
Infiesto, integrándose en la comarca oriental de Asturias, fue pionera y apostó fuerte por las iniciativas de desarrollo y por el turismo en el medio rural. Fruto de ello es hoy un muy numeroso grupo de pequeños hoteles y casas de aldea, en la que supone la mayor oferta rural de la región, tras Llanes. Debería seguir apostando por esta actividad, vinculándola a eventos en temporada baja y ampliando el punto de mira a los mercados internacionales. La cooperación con los concejos vecinos del Oriente ha dado sus frutos y una experiencia importante, pero debería plantearse también una colaboración más estrecha con la Comarca de la Sidra, ante la necesidad de una mayor relación con el mundo inmediato al área metropolitana, de tejer una red de relación en plena bisagra entre mundos urbanos y rurales.
Infiesto corre el riesgo de quedarse al margen de las rutas principales y de perder vitalidad y capacidad social, pero disfruta a la vez de la oportunidad de ofrecer paisaje y calidad residencial. Pero debe reactivar una demografía coja, aprovechar su cercanía a la ciudad y mejorar sus comunicaciones metropolitanas, sobre todo el olvidado ferrocarril. Hacer valer su posición estratégica, su tradición caminera, reverdecer una nueva centralidad basada como siempre en su condición de villa-bisagra.
Como malla que engarza Asturias tiene importancia estratégica. Si dirigimos la mirada a su interior, cuenta con potenciales significativos: su saber hacer industrial, en particular en los sectores de la madera y el mueble y en la industria alimentaria; su importante sector terciario vinculado a las nuevas actividades en el mundo rural y su tradicional función residencial, enfrentada a la baja natalidad y al envejecimiento, grandes problemas sociales actuales de nuestra región. Si la mirada la dejamos entre ambos extremos veremos un pequeño microcosmos, una sencilla constelación en la que gravitan Infiesto, Villamayor y Sevares.
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