Lugo de Llanera quiere dar un salto de alta velocidad al futuro
La población más grande del concejo se coloca a la cabeza del Principado en natalidad, empeñada en rejuvenecer para rematar su paso a la modernidad
Entre las vías del tren y la montaña verde que le une con Posada crece Lugo de Llanera. Las traviesas y raíles sobre los que, cada día, vienen y van buena parte de sus habitantes, llevan escrito el pasado -y puede que un futuro de alta velocidad- de una localidad que, en sólo quince años, ha sido capaz casi de triplicar su población, hasta los 4.572 habitantes, dentro de un concejo que, a finales del año pasado, rondaba ya los 14.000. Al calor de la bonanza económica, y aferrados al tirón de los polígonos industriales que les rodean, los vecinos de Lugo han visto cómo su casco urbano creció, hasta hace pocos años, sin orden ni concierto. Por las aceras del nuevo Lugo pasean hoy una legión de carritos de bebé, como muestra del «baby boom» que vive la «capital con tren» de Llanera. Sólo en el último año, las aulas de Infantil del Colegio Público de Lugo cuentan con 15 alumnos más que el curso anterior, y hace dos marcó el pico de natalidad del Principado.
Con el ir y venir de los trenes, los habitantes de Lugo esperan que la crisis acabe pronto, y que a la avenida de Pando, próxima al nuevo Centro Periférico de Salud, vuelvan los obreros. Trabajadores que den vida a una grúa que lleva dos años parada, a la espera de levantar viviendas donde hoy aún crece la hierba. No muy lejos, porque nada queda lejos en Lugo, sobre los terrenos de Salamarca -la antigua Pracesa, conocida por los locales como «La fábrica»- se dibuja un mapa de calles asfaltadas que, algún día, llevarán a la nueva vía de circunvalación. Mientras tanto, las aceras son improvisadas pistas para bicicletas infantiles que marcan los límites para edificios que aún no existen.
Quienes llevan toda la vida, sea larga o aún relativamente corta, en Lugo de Llanera recuerdan cómo, hace veinte años, Lugo era «un pueblín que se ha convertido en un pueblón», como explica el presidente de la asociación Amigos de Lugo de Llanera, Luis Ángel Díaz. Recuperar «el pulso de la gente» es lo que permite una asociación que, de momento, reúne a unos 1.200 vecinos, y que el pasado verano ya se hizo cargo de las fiestas de Santa María de Lugo de Llanera, el domingo siguiente al 15 de agosto. Durante cinco días, de viernes a martes, la localidad, que presume de una ubicación geográfica que la convierte en «el centro del centro» del Principado, se echa a la calle.
De la vía que siempre ha sido la columna vertebral de Lugo de Llanera, la que lleva hasta la estación, José Manuel Casaprima rememora los años en que el asfalto «era de tierra», y aún existía el puesto «desde el que se embarcaba la remolacha de toda Llanera». Eran los años en los que la economía de Lugo de Llanera, como la de la mayoría de Asturias, estaba ligada al campo. Fueron su situación central y la facilidad de sus comunicaciones -el tren permite hoy llegar desde Oviedo en unos 8 minutos- las que hicieron que, en los años sesenta, Lugo de Llanera y alrededores entrasen de lleno en un despegue industrial hasta entonces desconocido en la zona.
Reunidos alrededor de una botella de sidra, cuatro de las caras más conocidas de Lugo de Llanera explican cómo la villa en la que viven hoy «no se entendería», sobre todo, sin el polígono de Silvota. «Antes había más ganadería y agricultura, y menos industria», corrobora Ángel Fernández-Peña, presidente de la asociación Cafamilu. Junto a Casaprima, José Manuel «Casas» y José Ramón Suárez, «Chicho» -los dos últimos, de la asociación ciclista local, que organiza el Memorial «Avelino Camacho»- reconoce que, en los últimos veinte años, «el cambio ha sido enorme». «Con Silvota empezó todo», insiste. Tanto ha cambiado que Suárez rememora cómo, hace treinta años, en Lugo «no teníamos ni médico».
Además del tren, «vital» según ellos para el desarrollo de la localidad, en los últimos años las comunicaciones por carretera han dado un salto hacia adelante. La inauguración de la AS-II, la nueva autovía entre Oviedo y Gijón, con salida directa al polígono, ha contribuido a descargar de tráfico el centro urbano. El paso siguiente será la construcción de una circunvalación que libre del exceso de vehículos a la localidad. Para eso hace falta que la construcción vuelva a funcionar «para que el Ayuntamiento se ponga a ello», dice Casaprima.
Desde ese cambio industrial que dio la vuelta a Lugo de Llanera, la localidad ha arrastrado el sambenito de ser sólo una «ciudad dormitorio» de Oviedo. Bien comunicada y con una vivienda a precios sensiblemente inferiores a los de la capital asturiana, muchos de quienes en los últimos años han engrosado su censo sólo pisan Lugo para dormir. «Un poco dormitorio sí somos», explica Fernández-Peña, «mucha gente pasa el día fuera, pero cuando les requieres para algo, aunque haya que ir puerta a puerta, la gente responde», añade el presidente de Cafamilu, sociedad que acaba de celebrar su 40.º aniversario. Aunque todo el mundo sabe que es una de las voces críticas en la localidad, de los que como él mismo explica «pedimos al Ayuntamiento para que vivir en Lugo sea mejor», muchos vecinos realmente le conocen como Aliatar. Desde hace años, él es el encargado de ayudar al cartero de los Reyes Magos a recoger las cartas de los niños de Lugo. «Y no lo dejaré nunca», sentencia.
Lugo de Llanera y las parroquias rurales que lo acompañan destacan, según Luis Ángel Díaz, por su «tranquilidad». Según él, quienes viven en el «pueblín convertido en pueblón» no han perdido esa sensación de que los días pasan despacio, pero no tienen más que subirse al tren y llegar a Oviedo para desembarcar en el ajetreo de la ciudad. Pasear por las nuevas zonas de esta localidad, siguiendo la avenida de Pando, hace ver que «en Lugo aún es posible que los niños, en cuanto llegan del colegio y hacen los deberes, salgan a la calle», asegura.
En el centro del centro de una región que parece condenada a envejecer, con bajísimos índices de natalidad y una población de más de 60 años que no para de crecer, desde hace años Lugo de Llanera parece empeñado en revertir la tendencia. Lo saben bien en el colegio público de la localidad, cerca de la nueva Casa de Cultura y del complejo deportivo que lleva el nombre del que quizá sea su ex alumno más famoso: el futbolista Santi Cazorla.
Sobre las dos de la tarde, cuando el timbre del colegio deja libres a las nuevas generaciones de Lugo, la cuesta que sube hasta el colegio es un hormiguero. Las paredes interiores del centro están prácticamente tapizadas a base de dibujos y carteles, y del techo cuelga un letrero que dice: «Todos con el deporte». Un mensaje que, en el colegio de Cazorla y en una localidad que siempre tuvo un fuerte puso deportivo, a través del fútbol, el ciclismo o el atletismo, tiene un significado especial. «El centro fomenta el deporte por encima de todo», explica su directora, Maureli Caballero. Este curso las actividades deportivas, además de aquellas que a través del programa Comenius les unen con otros centros de Europa, se han convertido en el corazón de la vida diaria del centro. Es la excusa perfecta para fomentar la lectura, la convivencia, el espíritu de superación, el respeto hacia el otro y a las normas, el éxito cosechado a base de dedicación y constancia... «Si hay una cosa que se valora aquí no es tanto una nota como el esfuerzo que haya supuesto conseguir esa calificación», apostilla Caballero.
La directora del centro y sus 37 profesores, que este curso tienen en sus clases a 485 niños, conocen de primera mano la evolución demográfica de Lugo. «Somos uno de los pocos puntos de Asturias en constante crecimiento», apunta Caballero, «ya sea por las comunicaciones o porque la vivienda sea más asequible». «Hay un montón de gente joven que viene a vivir aquí», añade, «así que la natalidad va en aumento siempre».
Llanera se postula como parada del AVE en Asturias
La relación de Lugo de Llanera con los jóvenes y con el deporte tiene cada año una cita obligada con el Memorial de ciclismo «Avelino Camacho». Desde hace años el club de la localidad organiza una competición incluida en la Copa de España del porvenir por la que han pasado muchos de los grandes nombres del pelotón actual. «Todos los que ganaron el memorial, salvo una excepción, al año siguiente dieron el salto a profesional», afirma orgulloso Casas, una de las almas de la competición ciclista. El ganador de este año, el panameño Yelko Gómez, mantiene la tendencia, e iniciará su carrera como profesional en el Caja Rural. Reyes del pedal como Contador, Valverde o Santi Pérez son algunas de las estrellas que se han subido a la bici en Lugo de Llanera.
Todos los representantes vecinales reconocen que, sin el polígono de Silvota, Lugo de Llanera no sería lo mismo. Las comunicaciones desde Gijón, Avilés u Oviedo o el trabajo en las empresas instaladas en sus naves han hecho que Lugo «esté recogiendo una población que en otras localidades encuentra la vivienda más cara», explica Pablo García Vigón, presidente de la asociación de empresarios que gestiona la zona. Un único dato sirve para explicar la importancia no sólo de Silvota, sino del polígono de Asipo y del Parque Tecnológico, para Lugo: en una localidad de 4.000 habitantes «los polígonos dan trabajo a 10.000 personas», apunta García Vigón.
Con 225 empresas, Silvota podría considerarse el «pulmón económico» de Lugo de Llanera. Aun así, reconoce, la crisis les está «tocando de cerca». Se nota, por ejemplo, en el tráfico: «Antes, entre las 8 de la mañana y las siete de la tarde, sobre todo a determinadas horas, había atascos; ahora hay menos coches», explica. «Se nota desde 2008, aunque la gente ha ido aguantando más o menos», añade. Sostener y mantener las infraestructuras del polígono y actuar como grupo de presión, a través de su presencia en instituciones empresariales y públicas, son sus dos vías de trabajo principales. Como Lugo de Llanera, «el suelo industrial de Asturias, más que crecer, debe antes consolidarse, buscar la excelencia empresarial, ser un ejemplo para otros», afirma el presidente de los empresarios. Dar vida también a otros pueblos.
De la casi única calle de tierra que desembocaba en la estación del tren, siempre el tren, Lugo de Llanera aspira a dar otro salto hacia el futuro a través de las vías: esta vez, las de la Alta Velocidad. Los representantes de las asociaciones no ocultan que, puestos a buscar el mejor lugar, Llanera debería ser el concejo elegido para una estación que, según Casas, «no debe ser ni de Gijón, ni de Pola de Lena, ni de Oviedo», asegura. «De lo contrario», añade, «corremos el riesgo de que en Asturias el AVE se convierta en cercanías». «Además», apostillan, «aquí terreno tenemos de sobra».
Tras las huellas del pasado romano, del Lucus Asturum
«Hace unos años despertó mucho interés. Venía gente, preguntaba... Desde el Gobierno parecía que se había impulsado la investigación, pero luego eso se paró todo». El presidente de la asociación Amigos de Lugo de Llanera, Luis Ángel Díaz, habla de los restos de un lugar conocido como Lucus Asturum, un antiguo establecimiento romano que ya aparece mencionado por Ptolomeo en su «Geographia», y que se considera el principal centro administrativo romano en el territorio norte de la Asturias Transmontana. En la «Cosmographia» del «Anónimo de Rávena» aparece catalogado como «mansio» romana. Un lugar que, según arqueólogos e historiadores, estaba situado en el actual Lugo de Llanera.
Según los libros de historia, esta población ya estuvo habitada por los llamados «luggones» desde antes de la llegada de los romanos. Una excavación en los terrenos de la antigua iglesia de Santa María demostró la presencia romana, al menos, durante los siglos II y III. En esta excavación se encontró un ara dedicada a los Lares Viales, aunque no todos los investigadores están de acuerdo con la designación de Lugo de Llanera como el «Lucus Asturum». En la obra «Asturias, los astures y la administración romana durante el Alto Imperio», de Narciso Santos, editada por KRK en 2009, Santos afirma que no hay «confirmación arqueológica completa» de que la ubicación real de este asentamiento romano sea la «tradicional», en Lugo de Llanera.
A la espera de más excavaciones, en el libro que Ramón Rodríguez dedicó a Llanera el autor localiza tres puntos de interés en Lugo, ya habitados en la época romana: el castro del Cantu de San Pedro, en cuya falda está el pueblo de Castiello; la finca de la Castellana y el entorno de la antigua iglesia. «Poder sacar un provecho de todo eso sería perfecto», reconoce Díaz.
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