En el Cuarto de los Valles
Navelgas, la cabecera del noroeste de Tineo, lastrada por la lejanía y las comunicaciones, pide mejores condiciones para crear actividad mientras se rebela contra el olvido a base de iniciativa social
Tineo es un concejo extenso, montañoso, de relieve extremadamente accidentado, con distancias internas notables. Un concejo-comarca, pues alberga en su territorio unidades diversas, bien diferenciadas entre sí, marcos de vida rural tradicional, sumidos hoy en una difícil situación. El cuadrante noroeste del concejo se caracteriza por el predominio de valles y pequeñas sierras que crean un paisaje atractivo, un mundo interior de vida calma. Es el valle alto del río Esva, en el que convergen los múltiples afluentes de su cabecera para acabar formando el cauce principal: Naraval, Navelgas, Bárcena, Yerbo, Obona y otros. El Cuarto de los Valles, que así se llama esta unidad geográfica, tiene como centro tradicional la pequeña localidad de Navelgas, a la que la lejanía de la villa principal y las comunicaciones adversas proporcionaron algunas funciones terciarias, de servicios a la población rural, que caracterizan a las villas, aunque sean de tamaño menor.
Navelgas presenta hoy un latido demográfico débil y sólo 330 habitantes empadronados, en una parroquia que no llega a los 500 y que pierde población de forma lenta pero continuada, como la práctica totalidad del occidente interior, a pesar de ser una villa de poblamiento antiguo que ha visto sucederse las diversas épocas históricas y que hoy busca su sitio. Porque hay iniciativa local e interés por la recuperación del patrimonio cultural, para su conservación y, también, para su aprovechamiento en la actividad económica, aunque la marginalidad creciente del occidente interior juega en contra de sus posibilidades.
Se necesitan comunicaciones físicas para las personas y las mercancías, carreteras del siglo XXI que aúnen la comunicación ágil con el disfrute del paisaje y las actividades de ocio y deportivas, pero con vías que permitan una rápida y cómoda conexión con la red principal. Y ello pasa por una jerarquización de la red que identifique los ejes de conexión de las villas, mayores y menores, a dicha red principal. Porque de ello se deriva, entre otras cosas, que aquí puedan tener asiento y continuidad actividades de transformación, de las que hay tradición y experiencia, que necesitan un transporte ágil. Lo que no sucede hoy en el postergado occidente interior asturiano. Navelgas se localiza hoy en torno al cruce de caminos secundarios, sobre las vegas del río, donde se sitúan los equipamientos públicos principales. Los caminos comunican Luarca con Tineo, Trevías a través de Paredes y Villayón por Rellanos, una de esas carreteras poco transitadas de paisaje deslumbrante, de fin del mundo. La iglesia y su núcleo antiguo conforman Navelgas de Arriba, al Sur. Y un buen número de pequeñas agrupaciones rodean a distancia la pola, algunas en emplazamientos sorprendentes: La Atalaya, La Carrizal, Sabadel, la Teyera, Trespando, San Roque, Villar y otros.
Mucha belleza y mucha lejanía del centro de Asturias, que tiende a olvidar progresivamente cuanto no está al alcance de su vista. La ampliación del conocimiento sobre el territorio asturiano permite descubrir su variedad y aquilatar las propuestas para satisfacer sus necesidades de mantenimiento vital y dinámico. Porque de lo que se trata es precisamente de reforzar sus núcleos estructurantes, pequeños en población pero grandes en influencia territorial y en patrimonio, que son vitales para el sostenimiento de todo el mundo rural de la región, compuesto por varios miles de pueblos y aldeas, a los que sería un error dar por acabados. Porque tienen futuro, el que sus habitantes y el que los asturianos queramos darles. Porque han sobrevivido al modelo industrial y hoy son mantenidos tanto por la población que reside habitualmente en ellos como por otra, no precisamente poco numerosa, que se les vincula por nacimiento, lazos familiares, culturales o de afecto.
Toda esta población, que está presente en el mundo rural, es necesario aprovecharla en mayor medida para la promoción de actividad. Y en Navelgas hay inquietud y actividad, reflejada en las numerosas iniciativas culturales, de ocio y económicas que se suceden a lo largo del año. Y que convendría apoyar con más ahínco, si de una vez queremos enterarnos de lo que en ello nos jugamos. En un país que parece empeñado, en lugar de curar sus heridas, en ayudar a amputar miembros vivos de su comunidad y posibilidades de vida futura, Navelgas demuestra que hay vida y que la proyecta muy lejos, al mundo, desde la confianza en sus capacidades basadas en tradición cultural e histórica. Y experiencia industrial y comercial. Hay que recuperar el pulso y seguir abriendo vías.
Un mundo interior proyectado al exterior que lucha por hacerse oír
Navelgas es villa pequeña, cabeza del Cuarto de los Valles y centro de un paisaje apartado e idílico que no termina de encontrar acomodo, a pesar de sus muchos esfuerzos. La población tinetense cuenta con iniciativa vecinal, amor por lo suyo y recursos suficientes para seguir adelante. Se enfrenta a la lejanía y al olvido. Y a su propia capacidad para hacer oír su voz en el mapa regional y mucho más allá, para encontrar nuevas vías de actividad y futuro.
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