Vida laboriosa
Navia se consolida como referencia urbana de la marina occidental y pide un proceso diversificador que active la potencialidad de su sector servicios y mantenga su solvencia industrial
Navia ha ido configurándose, poco a poco, como referencia urbana principal de la marina occidental asturiana. A ella y a todo el cuadrante noroccidental extiende su influencia, adentrándose por el valle del río Navia hacia Grandas de Salime. Esta irradiación la ha ido convirtiendo en un nodo urbano fundamental en la estructura territorial asturiana. De pequeña pola va dando pasos para situarse en el primer nivel de villas, caracterizada por una más que apreciable diversidad de actividades, concernientes a distintos sectores. Base sólida para que se haya producido una continuidad del crecimiento de residentes que, aunque moderada, es muy notable en un territorio de demografía declinante y envejecimiento.
Entre Luarca y su poblamiento disperso sobre la rasa (Barcia, Almuña, Otur), Coaña (El Espín, Jarrio, Coaña y Ortiguera) y El Franco (La Caridad, Viavélez y El Franco) se ubica una de las seis unidades en las que se divide la marina occidental asturiana. Íntimamente ligada, por cierto, a la lucense, otra cosa es que en esta España veamos a las autonomías separadas por fronteras funcionales. A los efectos que aquí nos ocupan no es exactamente así, aunque esto es asunto de otra serie. Esta unidad es la comprendida entre la desembocadura del río Barayo y cabo Branco, centrada sobre la industriosa Navia. Las sierras ya no alcanzan la mar. La rasa sigue ofreciendo un alto frente acantilado, pero su traza es aserrada. Las puntas se prolongan en rosarios de islotes (El Castro, Porcía), mientras que los surcos, bajos, acogen minúsculas calas, refugio tradicional de pequeños y bellísimos puertos (Puerto de Vega, Ortiguera, Viavélez) o suaves sablones como los de Frexulfe o Porcía. Los pueblos, bien delimitados y planta esponjada, se ciñen a los viales locales, y quedan retranqueados en un segundo plano, dejando entre ellos y la línea de costa acantilada un mosaico de tierras bien cultivadas.
Estamos ante un referente del poblamiento asturiano. Bello poblamiento abalconado sobre los acantilados que miran al mar del Norte. La entalladura de la ría de Navia acoge, en su orilla Este, a la villa y su blanco caserío, que apenas recientemente ha comenzado a sobrepasar la trama urbana histórica.
Al contrario de lo que sucede en Asturias, Navia experimenta un continuo ascenso demográfico que viene de lejos. El crecimiento de la villa de Navia se acentúa a mediados del siglo XX (unos 1.500 habitantes) y tiene un ritmo sostenido que se mantiene hoy día. En la última década ha ganado casi 300 habitantes y supera los 4.000 residentes, algo menos de la mitad de los habitantes del concejo, que se mantienen en 9.000. Un tamaño que la aproxima a Llanes o Luarca. Crece y muestra síntomas que la diferencian en positivo de la media asturiana, con una base demográfica madura, pero no tan envejecida como en el resto.
Navia se organiza en torno a la ría, como un centro comarcal que oculta su laboriosa pujanza bajo un halo de discreción. Es un espacio de dinamismo económico que se desmarca del descenso demográfico del conjunto occidental asturiano. La villa se ha ido convirtiendo a lo largo de las dos últimas décadas en el centro comarcal de referencia del occidente costero y extiende sus redes hacia el gran valle interior que el río Navia excava aguas arriba, donde se mantienen pequeños núcleos de servicios como Boal o Grandas de Salime. La diferencia positiva de Navia es su base económica más diversa y pujante.
La villa ha difundido actividad y equipamientos hacia el vecino concejo de Poniente, Coaña, donde se sitúan algunos de los principales equipamientos comarcales (hospital, matadero, polígono industrial). La cooperación entre ambos en la ordenación del territorio y en los proyectos de desarrollo comarcal adquiere una singular importancia para el inmediato futuro. Navia y Coaña son hoy una misma entidad funcional de referencia comarcal, auspiciada por las políticas regionales de ordenación del territorio de la década de 1990 y, sobre todo, por equipamientos de tanta importancia como el hospital comarcal, radicado en Jarrio (Coaña), a pocos kilómetros de distancia. El resultado de estas políticas ha apoyado un mayor crecimiento relativo de Navia y su entorno en comparación con otras villas costeras occidentales.
Comarcalmente, Navia sobresale por un mayor impulso económico, más población activa y una gran diversidad de actividades, base primordial para su desarrollo. Porque su marina mantiene un sector ganadero fuerte, a pesar del ajuste, y posee un importante sector agroalimentario y una de las principales industrias lácteas del país. La explotación forestal ha ido de la mano de la fábrica de celulosa de Ence, responsable también de la extensión y mantenimiento del cultivo del eucalipto. Los astilleros forman parte de la imagen urbana de Navia. Las actividades de transformación sostienen más de un millar de empleos.
El sector terciario ha tenido un crecimiento continuado en las últimas décadas de la mano del refuerzo de las funciones urbanas de alcance comarcal, del desarrollo del comercio, de la mejora de los equipamientos y servicios públicos y de un moderado crecimiento del turismo. Fruto de ello son unos índices de actividad y unas tasas de empleo notablemente mejores que en otras partes del país. Navia guarda celosamente su alta densidad urbana, sus hábitos de villa refinada, a la espera de un mayor y mejor impulso de su expansión urbana y de los equipamientos comerciales.
Para el futuro Navia cuenta con importantes bases económicas y sociales, además de un entorno geográfico de gran atractivo. Debe continuar con los procesos de diversificación y hacer hincapié en la utilización sostenible de su evidente potencial de crecimiento urbano y terciario, manteniendo su sólido sector industrial y minimizando los efectos negativos de estas actividades. Su densidad urbana, su capacidad de pasar de las ideas a los proyectos y, sobre todo, de recuperar el dinamismo demográfico son los ejes de futuro. Para ello hay que compartir objetivos con los vecinos y, particularmente, con Coaña. Tejer redes comarcales que amparen los nuevos proyectos.
El objetivo es continuar con el proceso de convertir la villa en una pequeña ciudad que aproveche el encanto residencial, su dinamismo económico, su tranquilidad ambiental y le permita aprovechar su creciente centralidad comarcal. A su paso, que es moderado y seguro, de villa con hechuras y talante de bien hacer.
Diversidad y desarrollo
Navia es villa pujante, activa, diversa, tranquila y segura. De pequeña población secundaria en un estero, la de las pulgas, que le decían los que no la querían bien, ha pasado a ser referente urbano con vida propia, autónoma. Tiene tradición industrial y recursos suficientes para seguir desarrollando sus capacidades en un paisaje de gran atractivo. Dispone de suelo, demanda, población y actividad. Falta culminar su conexión con el exterior, mejorar infraestructuras básicas y dar rienda suelta, con más decisión, a su capacidad emprendedora. Y continuar el proceso de extensión de su influencia comarcal, incrementando su cooperación con la red de villas para asentar un entorno de desarrollo sostenible. Navia aporta diversidad de actividades e iniciativas y ello le aporta ventajas comparativas ciertas para la continuidad de su desarrollo.
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