La ocasión de subida
Pravia, la alternativa urbana al vaciado de su entorno rural, ha crecido a remolque del comercio y los servicios y aún explora nuevos modos de aprovechar la potencialidad de su huerta y su industria
«El búnker» se apodera del paisaje al final del ascenso por la calle Pico Andolinas. «El búnker» es el seudónimo que le ha puesto el pueblo a este edificio gris, ancho y robusto, con forma de «L», que se llama en realidad «El Parque del Valle», según se lee en los carteles de la promoción inmobiliaria. Ha crecido donde siempre hasta hace no tanto brotaban las patatas, el maíz y la hierba, en la loma que atalaya Pravia desde estas alturas en las que la villa se termina, de momento, por el Oeste. Pura Menéndez, 80 años, ya no reconocerá aquí las huertas de «El tallu el Valle»; le gusta menos, «estéticamente», el gran bloque gris que los pequeños chalés «individuales» que completan el barrio nuevo transfigurado en urbanización, pero acepta la mutación de la expansión que alimenta su pueblo. Por esta elevación del terreno trepa y se expande la traza urbana de este lugar con vocación y aspecto de villa, con números para explicar por qué Pravia cabe con holgura en el paradigma del núcleo semiurbano recrecido en medio del declive demográfico del concejo que encabeza. «Hay un movimiento creciente en la villa en detrimento de los pueblos», asume el alcalde, el socialista Antonio de Luis Solar, mirando por la ventana para comprobar en la calle que no miente el padrón. La capital praviana superó a mediados de esta década los 5.000 habitantes y acumula una ganancia de cuatrocientos en la comparación con el año 2000; en el conjunto de su municipio, que camina en dirección contraria y cuenta ahora casi trescientos pobladores menos que al comienzo del siglo, ha caducado el viejo proyecto de pasar por encima de aquellos 10.000 que tuvo en los ochenta.
Demográficamente, el bajo Nalón desemboca en Pravia. «El búnker» y la nueva Pravia residencial del barrio de El Valle son ya punto de llegada del primer paso corto a la salida del medio rural del concejo, pero también referencia urbana para el resto de la comarca. Es el mismo magnetismo hacia el entorno agrario que se atisba en otras villas similares recién acomodadas en este nuevo «centro de Asturias» corregido y aumentado por la nueva facilidad de las comunicaciones. La corriente los trae hasta esta orilla del Nalón a costa de vaciar los pueblos del entorno. «Se acercan a los servicios», confirmará Pura Menéndez, presidenta de la asociación de amas de casa Santa María de Covadonga, tras un vistazo rápido a los comercios, a los bares y los bancos, a los colegios y a las residencias de ancianos, los públicos y los privados, al instituto, al centro de salud y a la oferta de servicios que cubre necesidades básicas sin apuros. El termómetro de Joel Díaz Pousada, presidente de la asociación juvenil Salcéu, mide el incremento de la vitalidad en sus clases de kárate y en un cálculo de asistencia y matrículas que observa ahora «el doble de niños que hace unos pocos años». Y en el tanatorio, que a veces «se queda pequeño». La fuente de energía esencial de la villa se localizará entonces en lo que dan de comer los sesenta negocios de hostelería que han retoñado en el casco urbano y los 284 comercios de todo tipo que tiene contabilizados el Ayuntamiento.
Sobran cifras para demostrar que esto lo remolca el comercio, pero el monocultivo es dañino y las condiciones físicas de Pravia proponen otros trenes hacia la manufactura, las vegas del Nalón y la huerta de toda la vida reinterpretada. La industria mueve Pravia a distancia. Toscaf hace café desde 1954 en Peñaullán, al otro lado del río, y en Vegafriosa una gran factoría que hace bandejas y envases de plástico es «el oxígeno de Pravia» con cerca de 650 empleos para dar de comer a «familias enteras» del concejo, para traer a otras muchas desde fuera y dejarlas a vivir aquí. Terpla, la iniciativa de Francisco Javier Fernández Casielles y Ricardo Díaz Álvarez-Pire, es más difícil de pronunciar desde que se ha integrado en el grupo británico Linpac, pero conserva Pravia en el membrete de la empresa. Linpac Packaging Pravia, S. A. es de aquí y aquí quiso quedarse por una razón natural, porque los que tuvieron la idea y la desarrollaron «éramos todos de Pravia». Fernández Casielles, presidente de la compañía y médico, ex alcalde de este municipio entre 1979 y 1991 y uno de los fundadores del club de piragüismo Los Cuervos, explica que un traslado a Aranda de Duero buscando facilidades de transporte podría ahorrarles cerca de un millón de euros al año, «pero no nos interesa. Seguimos aquí con total conocimiento de causa», plenamente conscientes de que aquella idea que brotó casi por casualidad en 1989 supone hoy «un colchón económico muy importante para la villa. La mayoría es empleo fijo y tenemos trabajando a muchas mujeres que llevan un segundo sueldo a casa», afirma. Y además «la gente come todos los días» y, aunque la crisis se deja sentir «en el cambio de uso de las bandejas y envases» que fabrica Terpla, el empleo «no peligra» en la mejor y mayor fábrica de España en su género.
Café y envases de plástico, sí; jabón de tocador, no. No aunque todavía haya quien pregunte por la fábrica del gel señalando la piedra que indica el nombre del parque Heno de Pravia, a espaldas de la colegiata, el de los columpios y los toboganes de una zona de juegos para niños. Pravia, pese al nombre de aquél tan famoso, no hace jabón, sólo puede presumir de haber sido homenajeada en el envoltorio de uno desde que en 1903 Salvador Echeandía Gal, fundador de Perfumería Gal, olió heno recién cortado en una visita a la villa y quiso reproducirlo en sus productos. Él era vasco, había nacido en Irún, pero la publicidad de su empresa consiguió que «el aroma de su hogar» fuese desde entonces y para siempre aquel heno de Pravia.
Y luego está el pleno de Pravia, el variado muestrario de recursos diversos para seguir creciendo que enumeran los vecinos de la villa y que querría completar la potencialidad de los servicios y la gran iniciativa industrial aislada con las riquezas de la vega fértil que recibe en torno al Nalón y al Aranguín, su afluente. La huerta de la que siempre ha presumido Pravia «está resurgiendo en los últimos años» como fuente alternativa de riqueza si se hace caso al Alcalde. El concejo lidera la producción de kiwi y escanda en Asturias, destaca De Luis, y se rebela contra la lenta defunción del campo. El regidor responde de un empeño de profesionalización de lo rural que ha escogido la fórmula del alquiler de superficies amplias de suelo para «superar el minifundio» y tratar de generar «un cultivo que tenga garantizada la comercialización con un enfoque más profesional».
Más de veinte hectáreas de plantaciones de kiwi en Peñaullán, al otro lado del río, son el estandarte de un modelo que ha probado fortuna también con los frutos del bosque, sobre todo arándanos, pero que aún debe aprobar la dura asignatura de la hortaliza y la faba. Los productos legendarios de la huerta praviana «siguen teniendo mercado», se lanza el regidor, y mantienen casi intacto «un prestigio reconocido» por las condiciones peculiares de la tierra de estas vegas, pero «se siguen cultivando de un modo muy tradicional» al margen del patrón que ha hecho germinar el kiwi y la escanda. Del potencial del terreno de Pravia darían fe los más de ochenta expositores de la reciente Feria de la Huerta y tal vez los otros que se enseñan cada año en el certamen de la faba, el kiwi y la miel, pero el mercado semanal de los jueves ya no vende lo que vendía, al decir de algún vecino y para los jóvenes, tercia Joel Díaz, el campo todavía impone el respeto de «un trabajo muy sacrificado y difícil en estos tiempos para el que no lo haya visto desde pequeño en casa». El ejemplo que busca para ilustrar la inestabilidad del oficio está cerca, en este año de excesos climatológicos, sin término medio entre las inundaciones históricas y las sequías prolongadas y que no va a ser el mejor para la producción agrícola en ningún campo de Asturias. Aquí, tampoco. «A ver qué pasa con les fabes», sigue Díaz, porque «muchas acabaron en San Juan de la Arena».
Una casa para el salmón y un lugar en el mapa del turismo tranquilo
Contra la sensación del tren que se escapa se insubordinan todas las iniciativas que pretenden actualizar la huerta praviana y por ahí va también el empresario Francisco Javier Fernández Casielles, que señala «uno de los retos» del porvenir de la villa en «el montón de miles de hectáreas desaprovechadas» en las vegas del entorno. En paralelo, cierra, hay al menos otro en las oportunidades que puede plantear aquí «la industria alimentaria y de transformación» de lo que da la huerta.
A todo eso que se palpa hay quien añade algunos intangibles. El casco urbano de Pravia, que huele a la historia de la segunda capital que tuvo el Reino de Asturias, se define «muy acogedor», diferente y limpio y lleno de plazas como ésta del Conde de Guadalhorce, en la que ahora, porque la villa festeja al Cristo de la Misericordia, pone música la Banda de San Martín del Rey Aurelio. Agradable, cómodo y paseable, sí, y bien situado a tiro de piedra de todo lo central de Asturias, pero hay quien lamenta, también aquí, cierto aprovechamiento escaso de toda esa potencialidad turística del medio camino entre la playa y el monte. José Suárez, que en un mismo negocio tiene tres -bar, pensión y agencia inmobiliaria- y que a la vez preside la Asociación de Autónomos de la Comarca de Pravia (Adacopra), lanza el argumento desde la certeza de que «la villa tiene unas bases muy buenas para crecer y está muy bien dotada». Pero en la capital praviana, que acoge al visitante en cuatro hoteles, otras tantas pensiones y alguna vivienda y apartamento vacacional, se echa en falta a cambio que no haya «ningún tipo de política turística en la zona. Desapareció el plan de dinamización que había y que empezó bien, pero las políticas activas para atraer turismo no están funcionando, entiendo que por falta de recursos», remata con la síntesis del balance de este año en el que apenas rescata «un concurso de pinchos en febrero o un mercado medieval que atrajo a mucha gente en junio». Pero el dinero no sería un problema tan grande, enlaza, si se supiera cubrir con unas gotas de «ingenio y ambición» para materializar el propósito esencial de hacerse visibles, de dejar de tener que decir «cerca de Cudillero» cuando los visitantes poco informados preguntan «¿dónde estáis?».
La palabra mágica sería «proyección». «Siempre hemos pedido al Ayuntamiento que con sus medios y las facultades que tiene consiga que se hable más de Pravia, porque mucha gente no es capaz de situarnos en el mapa» ni sabe que «somos una alternativa a la costa, un punto de paso atractivo entre el litoral y la alta montaña del parque nacional de Somiedo», sigue Suárez. Ni tal vez que Pravia se remansa poco después del entronque de dos ríos con salmones, el Nalón y el Narcea, y que por eso aquí la pesca se piensa en términos de rentabilidad turística. Está en camino la Casa del Salmón, espacio divulgativo sobre el rey del río que en el futuro ocupará parte del gran edificio en rehabilitación de la antigua azucarera. El destino ha reservado para la vieja fábrica un futuro pegado a los servicios, como casi todo en la Pravia urbana de hoy, y la responsabilidad de recuperar el espacio bajo más próximo al Nalón. A cambio de 4,7 millones de euros, la azucarera tendrá también, entre otros equipamientos, un centro de empresas, unos Juzgados o la Casa de Encuentros de la Mujer. La obra se espera, según el Ayuntamiento, para comienzos del próximo año, aunque hay quien recuerda que la Casa del Salmón «se subvencionó hace ya casi dos años», asegura José Suárez profundizando en su tesis sobre cierta «relajación» que deja escapar oportunidades para avivar la vitalidad de este sitio «ideal para vivir».
... Y la música en Pravia
Puestos a pedir, en el ambiente cultural flota la aspiración de actualizar el dicho popular que siempre ha colocado en Asturias «la música en Pravia» y hacer de la villa «la capital musical» del Principado. A Íñigo Nuevo Azpiri, que además de clases y equipos de artes marciales organiza conciertos desde el colectivo juvenil Rockers Pravia, le congratula la «inquietud» para promover actos culturales que atisba en la sociedad de la villa. Del «Derrame rock», que se ha estabilizado en Agones después de recorrer varias localizaciones de Asturias, a un festival de rock clásico que organiza la asociación de Íñigo Nuevo y a la sensación de que se echa en falta la banda de música que hubo siempre aquí, rememora Pura Menéndez. No hay por qué dudar de la tradición musical de la villa, inmortalizada en varias letras de tonadas y sobre todo en una de gran difusión a finales del XIX. «Soi de Pravia, soi de Pravia / y mio madre una praviana / y por eso en mi nun cabe / partida nenguna mala», eso se cantaba en los tablaos flamencos de finales del XIX, era uno de los grandes éxitos de la música vocal del momento y hasta el cante «por pravianas» llegó a ser un género cultivado en el flamenco.
Otra vuelta alrededor del Xiringüelu
La juerga empezaba el sábado en la calle Ramón G. Valle, seguía en Cañedo y hasta el lunes por la noche en la plaza María Cristina. La Estrada era la «orquesta oficial» y «todo el mundo iba bailando detrás» al ritmo que marcaba el director, que en la fiesta era Braulio, «El Tucu», porque el titular, Barrera, «era cojo y no podía». Escuchando a la memoria de Pura Menéndez parece claro que el Xiringüelu no va a llegar a ser lo que era, pero se le puede dar una vuelta. O eso piensan los componentes de la asociación juvenil «Salcéu», enfrascados en la pretensión de resucitar algo del ambiente más tradicional de la fiesta.
«Sabemos que no vamos a llegar al de antes», asume Joel Díaz Pousada, presidente del colectivo, pero pueden ir dándole pinceladas tradicionales al modelo actual de las más de cien peñas llenando la macrorromería del prao Salcéu todos los comienzos de agosto. En el descenso al detalle, Díaz -«no bebo y lo disfruto como el que más», afirma contra las acusaciones de la gran fiesta de los borrachos- quiere más charangas y menos música amplificada o un cierto retorno «a las casetas antiguas» con el objetivo final, concluye, de «conseguir que el Xiringüelu sea fiesta de interés turístico autonómico o nacional». El éxito de la crítica además del que ya tienen del público.
El Mirador
_ Su autovía
A tiro de piedra de las principales infraestructuras viarias de la región, Pravia quiere el redoble de su aproximación al centro con el desdoblamiento de la carretera que va a conectar con la Autovía del Cantábrico en Soto del Barco. «Pravia tiene que volver a ser eje de comunicaciones», afirma el alcalde, Antonio de Luis Solar, a la vista de que la nueva autovía -que conectaría Oviedo-La Espina con la del Cantábrico- tiene ya el proyecto en fase de información pública y se hace «cada día más necesaria».
_ El azúcar
Un centro de empresas de mil metros cuadrados, la Casa de Encuentro de la Mujer, juzgados, la Casa del Salmón... Todo eso cabrá en el edificio de la antigua azucarera de Pravia, rehabilitado por 4,7 millones de euros. La obra «avanza a buen ritmo», asegura el Alcalde, que prevé el final para comienzos del próximo año y con él «la gran transformación de la villa, no sólo por la recuperación del inmueble, sino también por la de toda el área que lo circunda, que experimentará una transformación urbanística de primer orden».
_ El aparcamiento
El aparcamiento se ha convertido en uno de los problemas fundamentales en el día a día de la villa y el Ayuntamiento pretende hacerle frente con un nuevo espacio para el estacionamiento de 130 vehículos a la entrada de Pravia.
_ Las escuelas
En el terreno de los equipamientos culturales, desde el pasado agosto está en proceso la transformación de las antiguas escuelas de Pravia en edificio de servicios múltiples con centro de investigación y desarrollo tecnológico, biblioteca, telecentro y locales para asociaciones.
_ Las casas
Aunque considerable en sus dimensiones, la expansión inmobiliaria de Pravia no fue tan explosiva ni tan desordenada como en otras zonas al decir de José Suárez, empresario del sector. Una vez que ha pasado hasta la onda expansiva, Joel Díaz vuelve a echar de menos «casas para vivir» y Suárez cuestiona el alza de precios «por contagio del boom inmobiliario en la costa» y pide más rehabilitaciones de inmuebles abandonados en el centro de la villa.
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