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La ciudad del bajo Nalón

Bisagra entre la Asturias metropolitana y el occidente interior, Pravia es un entorno urbano moderno, de economía heterogénea y múltiples oportunidades de desarrollo

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) / Pravia (Pravia)

Pravia es pola antigua. Está rodeada de amplias vegas fertilizadas por el remansado Nalón, aquí engrandecido por las aguas del Narcea, con las que toma la apariencia de apacible riviera francesa, en la que uno espera ver aparecer en cualquier momento una perezosa gabarra. Fue villa y corte del viejo Reino astur. Sus murallas y su carta puebla protegieron desde el siglo XIII a sus vecinos y su comercio. Desbordó sus muros en el XVIII para construir palacios y colegiatas. Se industrializó en el XIX y participó activamente en los distintos ciclos regionales del siglo XX. Ahora se erige en rótula entre la Asturias dinámica y metropolitana y el profundo occidente interior.

Cabecera de la comarca del bajo Nalón y bien comunicada con Ciudad Astur, Pravia se encuentra en una posición ambigua, pero repleta de oportunidades. Su solar es una excelente base para ampliar una vocación industrial, residencial y turística. Para reforzar un tejido industrial pequeño, pero competitivo y sostenible. Y para seguir apostando por la diversidad de actividades como signo de desarrollo. Aún hoy parece mantenerse inmune a determinados procesos negativos que afectan a gran parte de la región y, como tranquila puerta de paso entre el centro y el exterior, como borde y bisagra, mantiene una población en lento crecimiento, atrae residentes y actividad desde las áreas rurales del bajo Nalón y aumenta su grado de influencia sobre el entorno, con el que enlaza a través de una enredadera de carreteras que llevan a paisajes sorprendentes tanto del interior como de la costa.

Pravia se ha visto envuelta en los avatares que han convulsionado la historia contemporánea de Asturias y a esa complicidad activa debe su tamaño demográfico, relativamente elevado desde el siglo XIX. El concejo creció a lo largo del XX y superó en los ochenta los 12.000 habitantes. La villa mantiene el crecimiento incluso en los años de la dura reestructuración regional y sabe mantenerse alejada del retroceso de la actividad industrial, esgrimiendo sosiego, calidad residencial y diversificación económica.

Hoy, cuando su concejo se encuentra estancado, la villa consolida su posición comarcal a medio camino entre el centro y el Occidente y como vértice de la ría, en la salida hacia el mar, con las posibilidades de moderado desarrollo turístico que eso conlleva. Encabeza un concejo moderno, de economía diversificada, con un notable sector industrial y un interesante potencial de crecimiento. Un territorio que apuesta por su futuro al margen de pesimismos y con la mirada puesta en su integración metropolitana y en el servicio a su amplio antepaís rural.

La villa superó, en 2005, los 5.000 habitantes y en la actualidad ocupa un puesto entre las villas asturianas de primer nivel, como núcleo urbano de referencia al oeste del área metropolitana y sobre el ámbito comarcal del bajo Nalón. El núcleo urbano se prolonga sobre la vega, en Agones, Bances, Santianes, Forcinas y en Peñaullán, al otro lado del río. Más de un millar de residentes que amplían la dimensión demográfica de la villa. El concejo se sitúa en los 9.100 habitantes, sobre los que la capital sigue ejerciendo una atracción continuada.

Pravia se sitúa como uno de los sucesivos enclaves urbanos que jalonan el valle del gran río astur, el Nalón, ejerciendo su centralidad sobre el valle bajo, la ría y sus concejos ribereños y una parte del abigarrado interior montañoso. Producción y empleo nos descubren una localidad moderna, de economía heterogénea y con potencial de crecimiento. Desarrollo y diversidad van unidos en Pravia, lo que unidos a su situación geográfica explican su pujanza, manifiesta en su tasa de actividad elevada y su saldo migratorio positivo. Necesita, sin embargo, poner un mayor empeño en la rehabilitación de su casco histórico y en la mejora de su paisaje urbano, así como en la recuperación de su condición de nudo ferroviario desde nuevas funciones.

La industria muestra una notable presencia que, a la vista de la ocupación del polígono de Salcedo, junto a la villa, reclama habilitar más suelo industrial. Los sectores maderero, alimentario, de los plásticos y otros varios dan diversidad a la industria local, arraigada en una dilatada tradición industriosa, que continúa marcando muy positivamente este territorio. Del tirón residencial de la villa, como centro urbano de referencia comarcal, se obtiene una presencia muy estimable de la construcción. No hace falta insistir en las posibilidades de crecimiento de la función residencial de la villa en el proceso abierto de integración metropolitana.

El predominio de las actividades terciarias está en consonancia con la dimensión urbana de la villa y su oferta de servicios, así como un destacado aumento de la actividad turística, que se apoya en un más que notable y diverso patrimonio etnográfico, arqueológico, histórico, arquitectónico, paisajístico y carretero. En definitiva, en su riqueza urbana de villa principal, a pesar de su relativo pequeño tamaño.

Los abundantes recursos de una villa con solera y futuro

Pravia es compleja, rica en paisaje y patrimonio, pero, sobre todo, antigua. Diversa también en actividades y posibilidades de futuro. Y con bazas para seguir creciendo. El futuro de Pravia se asienta en los variados recursos y actividades que ya posee. Continuar la senda de la diversificación económica y la apuesta industrial, aprovechar el patrimonio para aumentar la oferta y actividades turísticas, completando el desarrollo urbano de una villa de nombre y tradición, de calidad residencial, capaz de atraer residentes de áreas urbanas menos atractivas. Pravia, calladamente, sigue empeñada en mantener el pulso, la vitalidad y la notable capacidad de iniciativa demostrada durante décadas, acelerando la mejora de su imagen urbana de la villa con solera.

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