Villa de altura
Tineo, núcleo de referencia de un extenso mundo rural, se resiente del declive de su ámbito de influencia, pero aspira a continuar su mejora urbana y superar el aislamiento
La villa de Tineo se emplaza en las alturas de la meseta de su nombre, en una localización sorprendente que huye de las tierras llanas y busca acomodo, como puede, en las pindias laderas que caen desde la sierra hacia el curso del Narcea, mirando siempre hacia el Sur. El borde norte de la meseta, visto desde Tineo, es una rampa en cuya base se encuentra la villa. La arista es suficiente para resguardarla de las humedades que ascienden desde la mar valdesana por la escarpada ladera septentrional. Muchas veces allí se quedan, mientras que, a sotavento, Tineo tiene días luminosos y con otro aire. Distintos también a los de Cangas, la villa hermana y baja, encajada en el profundo surco que ha labrado el Narcea y en la que no son infrecuentes los días de niebla, en los que río y valle angosto permiten el embolsamiento de una masa de aire frío y húmedo, mientras que arriba, superada la inversión térmica, parece que Tineo tiene otro clima local, contraste acusado que facilita la cura del buen embutido, base de una de las actividades industriosas de la localidad.
Tineo es capital de un extenso concejo-comarca que se extiende sobre un territorio de compleja orografía. Sus redes de influencia se localizan en el interior de la comarca vaqueira, el país de las brañas. Ha crecido como centro y referencia urbana de un pequeño mundo, relativamente aislado por las malas comunicaciones. El aislamiento ha hecho que el concejo se haya volcado sobre sí mismo, creando un ambiente laborioso, con una fuerte iniciativa local para emprender.
Es también villa de camino, cruzada por el primitivo Camino de Santiago, que desde La Espina y El Crucero alcanza el campo de San Roque y se desploma desde el Picu la Villa hasta Fondos de Villa, dando a la pola caminera ese perfil topográfico tan característico y original. La carretera de La Espina a Pola de Allande ofreció un nuevo eje de crecimiento que orientó el desarrollo urbano del siglo XX, junto al más directo del Rodical en la comunicación con Cangas. Urbanizaciones y equipamientos buscan acomodo en los escasos rellanos.
Una villa de 3.700 habitantes, capital de un concejo de 11.000, pero cuyo territorio, extenso y complejo, alberga diversas unidades y expectativas, acosado por la continuada pérdida de población que trajo la crisis del sistema agrario tradicional y el declive, más reciente, de la ganadería láctea y de la minería. Aun así, aquí hay todo un mundo diverso y activo: polígonos empresariales, producción eléctrica, industria alimentaria, una pequeña ciudad, cientos de pueblos y aldeas, explotación forestal, ganadería moderna y tradicional.
Mucha diversidad e iniciativa sobre las que apoyar los procesos de innovación y desarrollo, una vez solucione sus problemas de accesibilidad y termine el ajuste y modernización de sus actividades tradicionales. Tineo, hoy, afronta el reto de enfrentarse a la pérdida de actividad y al declive poblacional, a la vez que encara el futuro creciendo en servicios, en equipamientos y en calidad de vida para sus habitantes.
La décadas de 1970 y 1980 vieron el crecimiento de la villa, con el auge de la minería. Este impulso dio una nueva imagen urbana, en la que resaltan las barriadas de viviendas en altura sobre el casco histórico. Las dificultades orográficas se solventaron con urgencia e improvisación y ese paisaje fue asentándose, poco a poco, en un proceso de mejora urbana que llega hasta la actualidad. El final del ciclo minero se hizo notar en la villa, que había ampliado notablemente su peso demográfico y su importancia como lugar de servicios y equipamientos para un amplio espacio comarcal. Pero acaba resintiéndose también del declive de su ámbito territorial de influencia. Hoy los síntomas de estancamiento y leve descenso, a causa del envejecimiento demográfico, tienden a equilibrase con la atracción de población rural, que busca sus servicios, vitales para la población de más edad.
Tineo es nodo de relación regional entre el centro y el Occidente. Pero si en la marina la autovía, aún inacabada, ayuda a solucionar un aislamiento histórico, aquí la red de carreteras mejora con mucha lentitud. La villa es el núcleo cabecera al que se conectan varias de las unidades del sistema territorial del occidente interior, ella reina desde el enclave meseteño, donde se asienta la mayor parte de la población, equipamientos y actividad, que se extiende desde la villa capital hasta La Espina, por el Norte, y hacia Pola de Allande, por el Sur. La comunicación entre las diversas unidades ha sido difícil tradicionalmente, lo que dio lugar a la existencia de pequeños núcleos de servicios, además de la villa capital, hoy bien comunicados por una red de carreteras y caminos rurales que por su trazado, estado del firme, cuencas visuales que ofrece y volumen de tráfico representa un activo que aún no se ha explotado como plataforma de primer nivel para un tipo de turismo vinculado al deporte y al esparcimiento.
La importancia de una villa de pocos miles de residentes es palpable en la extensión del territorio rural al que sirve, compuesto por varios cientos de pueblos y aldeas, diseminados en un extensísimo territorio de media montaña y de los que continúa extrayendo población en un singular proceso de doble asentamiento. Continúa también aumentando el peso del sector terciario, lo que compensa, en parte, el descenso minero y ganadero. La villa aglutina la actividad comercial de este extenso territorio y buena parte de los establecimientos hosteleros y turísticos, además de una dinámica actividad industrial. Con todo ello, Tineo refuerza su pilar funcional de apoyo, en forma de sistema local industrioso, no sólo dedicado a proveer de bienes y servicios a su «hinterland» sino orientado a la producción para mercados lejanos, lo que demuestra la competencia de sus recursos humanos y constituye una sólida base para la sostenibilidad de la villa como núcleo estructurante, garante de la ocupación de un amplio territorio entre La Espina y El Palo que es mucho más que una plataforma de aerogeneración.
La villa de Tineo debe continuar su proceso de mejora urbana, corrigiendo las formas debidas al crecimiento apresurado y buscando la calidad en la oferta residencial. Y desde luego necesita de una comunicación más ágil que mejore su posición en el sistema territorial asturiano, del que hoy forma parte marginal, en eterna espera de las nuevas comunicaciones. Necesita mejorar el engarce con el área metropolitana y la red interna de comunicaciones para articular un territorio rural en dificultades e insertarlo en los nuevos procesos del desarrollo local. Y aprovechar su tradición industrial y comercial para renovar el impulso económico.
Pola industriosa
Tineo es hoy una pequeña ciudad y centro comarcal de 3.700 habitantes, en proceso de mejora de equipamientos y servicios y también de su paisaje urbano, que ha conocido un crecimiento rápido en las décadas de auge de la minería. El ajuste de esta actividad y de la ganadería lechera no le ha permitido continuar la expansión de la segunda mitad del siglo XX y hoy se encuentra estancada, enfrentada a un crecimiento natural negativo. La tradicional iniciativa local y una mayor diversidad de actividades que otras villas permiten afrontar la situación actual y encarar el futuro con mayor optimismo, a pesar de su posición marginal sobre la red de comunicaciones.
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