Oviedo también mira al Oeste
Edificadas por la industria, Trubia y San Claudio han evolucionado hacia localidades metropolitanas de función residencial tras años desplazadas por las comunicaciones
A pesar de que el crecimiento metropolitano de Oviedo se ha orientado hacia el Noreste, engarzando las dos ciudades principales de la región y creando un eje que incluye los concejos de Siero, Noreña y Llanera, la difusión del crecimiento urbano de Oviedo alcanza también al Oeste del casco urbano, que se ha ido estirando desde la Argañosa, siguiendo la vieja carretera de San Claudio.
Es una difusión relativamente reciente, largo tiempo limitada por las deficientes comunicaciones por carretera y el olvido del antiguo eje ferroviario industrial, abandonado y amenazado ante la incomprensión de su potencialidad como modo de transporte metropolitano, tratado casi como un estorbo urbano o como solar de operaciones urbanísticas al uso. Es una característica negativa del crecimiento urbano de Oviedo su desarticulación de las redes básicas de transporte, con proyectos largo tiempo postergados por diversas razones, necesarios para evitar el habitual colapso del tráfico rodado en todo el oeste de la capital. San Claudio ve pasar la autovía junto a su casco urbano, pero no dispone de enlace a ella, a pesar de ser uno de los núcleos destacados de Oviedo. Tampoco existe salida al tráfico rodado hacia Avilés y la costa por el oeste del Naranco y el maltratado ferrocarril afronta un futuro más que incierto.
San Claudio y Trubia son dos localidades surgidas en torno a establecimientos industriales que forman parte del patrimonio histórico de la región, la histórica fábrica de cañones y la de loza, en torno a los cuales se instalaron y crecieron barriadas de trabajadores superpuestas al poblamiento rural, áreas empresariales y notables equipamientos y servicios públicos. Estos núcleos industriales de la periferia de Oviedo han ido evolucionando hacia localidades metropolitanas de función residencial, amparadas por el crecimiento urbano de la capital y la puesta en el mercado de viviendas a precio más asequible que en su casco urbano. Lo que ha permitido el crecimiento de San Claudio, como continuación de los desarrollos urbanos de La Florida y de Las Campas, hoy ya prácticamente ensamblados en una sola localidad.
Trubia mantiene activo su núcleo fabril de origen, la fábrica de cañones, que ocupa la margen izquierda del río hasta su encuentro con el Nalón, con algunos de sus edificios reutilizados, caso del Instituto de Enseñanza Secundaria, o en proyecto, como el necesario museo. Es Trubia en sí un museo de lo que fue y significa una villa fabril, recurso que debería dar paso al impulso de una recuperación integral de la localidad, sus barrios históricos y sus equipamientos. Un caso singular en España, que merece ser conservado y reutilizado para nuevas actividades y para renovar con más fuerza su uso residencial. En una Asturias que no sabe bien qué hacer con sus muy numerosas barriadas de poblamiento obrero, Trubia podría servir de experiencia piloto de conservación, rehabilitación y actualización de su función, más ambiciosa que una pintura de fachadas. Experiencias hay en otras partes.
La parroquia de Trubia ha estabilizado sus residentes en algo más de 2.000 habitantes, tras un significativo declive anterior. La localidad ha crecido desde 979 hasta 1.238, aumento amparado en los nuevos desarrollos urbanísticos, que han posibilitado que vuelva a superar el millar de residentes, tras la caída de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el resto de núcleos de población de la parroquia pierden población: La Riera, San Andrés, Las Cuestas y los demás, un total de diez. También la barriada de Soto, de 571 residentes, perteneciente a la parroquia de Godos, pero vinculada estrechamente a Trubia, de la que sólo la separa el cauce del río Nalón. El conjunto urbano de Trubia es de plano alargado. Las instalaciones de la fábrica ocupan la margen izquierda del río, dejando en la derecha la población y sus sucesivos barrios.
San Claudio ha ido aumentando su población, participando de la difusión metropolitana ovetense. La población de la parroquia ha aumentado de 2.393 a 2.575 residentes en la última década. Los mayores incrementos se localizan en aquellos núcleos que han acogido desarrollos urbanísticos de entidad, en la tipología de vivienda colectiva, destacando San Roque, La Cruz y San Claudio, por encima de Las Mazas, La Lloral y otros, hasta completar 26 núcleos, algunos de poblamiento semirrural en transformación rápida. Se necesita, también aquí, una actualización del nomenclátor oficial que recoja la actual realidad urbana.
Lamentablemente el crecimiento urbano se ha llevado por delante buena parte de la estructura tradicional. La propia fábrica de loza está abandonada. Un ejemplo más de la progresiva desaparición de buena parte de la industria tradicional asturiana y del desapego creciente hacia el mundo industrial asturiano. Algo a revisar con urgencia, porque si algo necesita Asturias en estos momentos es volver a pensar en una estrategia industrial que mire hacia el futuro y en el impulso del debilitado tejido empresarial. Volver la mirada a la economía productiva y cerrar definitivamente el ciclo de las operaciones especulativas.
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