Del fin de un ciclo a la esperanza metropolitana
El hábitat de las barriadas ha cumplido su etapa y ahora es necesario imaginar una ciudad para el siglo XXI superando de una vez el modelo anterior vinculado al taller y al pozo
Tuilla es paisaje minero en estado puro. El poblado, que busca la cercanía al pozo, es reservorio minero e industrial desde los albores de la industrialización. Una parte de su forma la da la barriada, construida a mediados del siglo XX como respuesta a las necesidades de vivienda de los trabajadores de la empresa minera. Otra, su localización en un valle transversal, la güeria del Candín, que tiene la particularidad de estar abierta, pues prolonga la ciudad de Langreo hacia el Siero minero de Carbayín, por lo que se constituyó en eje tradicional de comunicaciones a partir del ferrocarril de Langreo. En el valle las viviendas buscan la cercanía al pozo, lo normal antes de la expansión del automóvil, se disponen a la vera de la carretera y se acercan a la estación de tren, para construir, entre rodales de castaños y prados, una atmósfera de valle de otro tiempo, el del carbono. Esa fidelidad al valle la está pagando en población, pues las pérdidas son graves, ya que en la década inicial del siglo XXI, la barriada pasó de 1.021 a 771 residentes y la parroquia, de 1.819 a 1.346.
Tal parece que el hábitat de las barriadas ha cumplido su ciclo vital y no es capaz de sostener su población. Esta amenaza debe tratarse sobre la base de nuevos usos y modelos de urbanización para los valles transversales del poblamiento minero, ya estén en términos de Langreo, San Martín o Laviana. Que deben imaginar y plantear conjuntamente una ciudad para el siglo XXI, superando de una vez el modelo anterior vinculado al taller y al pozo y más allá de las políticas de administrar el declive.
Tuilla se localiza en el límite con el concejo de Siero, marcado por las instalaciones del pozo Mosquitera, y se rodea de un buen número de núcleos menores: La Espinera, El Camonal, La Güelga, La Casa'l Cantu, El Fondaque, La Moral, La Güeria, El Cuitu, El Rozáu, Les Peñes, El Carbayu, La Mudrera, La Braña y otros muchos, que salpican el fondo del valle y las laderas de los bajos cordales como constelación de aldeas amables, a las que la actividad minera no logró sobresaltar, si bien densificó el valle para dar un poblamiento peculiar, cuya complejidad es captada de manera desigual por el nomenclátor oficial de entidades de población, que recoge en un espacio tan pequeño como la parroquia de Tuilla nada menos que 42 núcleos de población. De ellos sólo Gargantá supera el centenar de residentes y una decena figuran como deshabitados. La ordenación del territorio probablemente necesita también de una ordenación de la idea del poblamiento. Se ha asturianizado la toponimia, pero no se ha abordado el reflejo del poblamiento actual de las comarcas mineras.
Tuilla está cerca de todo en la realidad metropolitana. Y muy alejada de las propuestas y apuestas de futuro. Quizá porque sea fácil olvidarse de ella, enclavada en un valle lateral de invisible acceso para la mayoría. Es un valle esquinado, a sotavento, y, sin embargo, amable y tranquilo. Tuilla no fue incluida en la ciudad Langreo en 1983. Lo que es evidencia de una conciencia de marginalidad urbana respecto a otros distritos y a los centros de equipamientos y servicios urbanos de Langreo. Algo que supone un obstáculo más en su evolución y sus posibilidades de futuro.
Tuilla debe situarse como elemento urbano de la ciudad lineal y analizar qué papel, qué función residencial puede jugar en ese marco urbano. La ausencia de una estrategia clara de ordenación del territorio no ha jugado a su favor, con la reconversión de pequeñas piezas de suelo, convertidas generalmente en micropolígonos empresariales que no han ayudado a la integración urbana de Tuilla, tratada con un trazo excesivamente grueso en las propuestas de urbanización. Sigue pendiente un modelo de ordenación para estos pequeños valles que logre tratar su originalidad desde una idea de ciudad global. Como otras barriadas tradicionales del hábitat minero necesita abordar un proceso de rehabilitación-sustitución, que le permita actualizar su función residencial de acuerdo a las demandas actuales, que pasa por tener a población joven residiendo en condiciones de calidad. Y dentro de un proceso de integración urbana en el conjunto de la ciudad de Langreo a la que enlaza con la pujanza de Siero. Sin ello puede convertirse en un área urbana marginal y con débiles perspectivas de mejora.
Rehabilitación e integración urbana, ejes para un nuevo porvenir
Tuilla ajusta su paisaje de barriada minera, de plano ordenado y modelo residencial, al eje de comunicación entre Langreo y el Siero minero. Barriada y vías son parte componente de un complejo urbano-industrial adaptado al valle del Candín y necesitado de remocicarse con sensibilidad, pues como corresponde a un modelo residencial muy maduro, la población desciende rápidamente en beneficio de otros nodos urbanos de mejor acondicionamiento a las demandas actuales. Rehabilitación, integración urbana y metropolitana son los únicos ejes a los que unir un futuro mejor.
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