La pola vieya de la cuenca del Esva
Los planes de la nueva autovía Canero-La Espina no han logrado sacar de su letargo al pueblo de Trevías, localidad salmonera castigada por el despoblamiento rural
Trevías es la capital interior del gran concejo-comarca valdesano, extenso territorio que guarda en sí varios mundos diversos y complementarios.
Tan cerca y tan lejos del mar por las malas comunicaciones, Trevías pudo desarrollar sus funciones terciarias, sus servicios y equipamientos para un extenso ámbito rural que se organiza en torno al complejo valle del río Esva. Su ámbito de influencia alcanza las parroquias de Paredes, Muñás, Carcedo, Castañeo, Alines y Ayones. Para representarlo podemos imaginar una gran bocina, con su aro mayor en lo alto de las montañas, y abajo, en el menor, como un gran colector, está Trevías, la pola vieya, por milenaria.
El poblamiento de la parroquia y su entorno geográfico se reparten en numerosos núcleos poco compactos y relativamente próximos, en valles y pequeñas sierras de intenso aprovechamiento ganadero y forestal, que tienen en la pequeña pola su centro de abastecimiento, con el que se sirve una población de unos pocos miles de habitantes. La parroquia ha bajado en la década última desde los 1.670 hasta los 1.454 residentes y la villa, de 572 a 541. Como en el resto del gran concejo, la población se resiente de la quietud dominante y del declive continuado de las actividades principales. Y Trevías, hasta ahora, vivió de la población a la que sirve. Y de sus ferias y mercados, del comercio y de un pequeño sistema industrioso local. Si la población rural decae, la villa se resiente, por más que en situaciones de notable envejecimiento de los residentes rurales continúe atrayendo población.
El valle amplio que abre el río Esva en su curso bajo, ayudado por sus pequeños afluentes, fue aprovechado por la comunicación principal de Asturias con Galicia desde el siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX. La N-634 entre Irún y La Coruña-Santiago fue eje carretero principal, a pesar de que sus condiciones nunca respondieron a esa categoría, y, sin embargo, continúa hoy imperturbable, con el mismo trazado histórico. Este eje atrajo, precisamente en el cruce que acoge a Trevías, caserío, establecimientos y población, dibujando un barrio moderno, de estilo urbano, sobre la carretera general, al amparo de la vía y sus establecimientos y de la parada del Alsa.
El núcleo más antiguo tiene la iglesia de San Miguel como centro, al oeste de la carretera, es el barrio La Iglesia. La parroquia compone un plano estrellado en torno a los caminos tradicionales que vinculan a otras agrupaciones y pueblos como Balsera, Cortina, Gamones, Souto, San Feliz, Pando, Fondovilla, El Chugar, Pescareo y, más al sur, Brieves. Lugares de intensa actividad agrícola y ganadera tradicional que han visto sucederse los ciclos de plenitud y agotamiento del sistema agrario tradicional, la modernización de la ganadería lechera y su crisis actual.
El aprovechamiento de las actividades vinculadas a la localización de la villa sobre una vía principal tropezó siempre con las deficientes características del trazado de ésta, pero como todo es relativo, tradicionalmente ésta funcionó mejor que su alternativa costera. En la actualidad, las tornas se han cambiado, la vía ha sido sustituida y marginada por la autovía costera, sin que los planes de construcción de una nueva autovía entre Canero y La Espina despierten de su letargo, convirtiendo al valle del Esva en una tierra de nadie aislada del resto del territorio regional. La bolsa que desde El Pitu llegaba a Cadavedo ahora se ha abierto, mientras que la cuenca del Esva se ha embolsado. Cosas que demuestran que ordenar el territorio no es sólo planificar infraestructuras.
La situación actual casa mal con la antigüedad de su fundación milenaria, en torno al monasterio de San Miguel, con un patrimonio que revela la participación activa de esta villa en las vicisitudes de la historia regional y en la emigración americana, cuyo sello indeleble se manifiesta en el paisaje de todas las polas asturianas a cada paso. Como capital del Esva, tiene una profunda relación con el río y con la pesca del salmón, en los pozos de Piedra Blanca y Chamberí. Actividad que tampoco pasa por su mejor momento.
Trevías necesita salir del relativo aislamiento actual de la cuenca del Esva e integrarse como un eslabón sólidamente engarzado en la cadena que componen las villas vecinas: Luarca, Tineo, Salas, La Espina, haciéndose valer como nodo de referencia de un territorio de valles y media montaña, muy próximo a la costa, a pesar de las comunicaciones, y con oportunidades evidentes para acoger una mayor diversidad e intensidad de actividades que permitan su supervivencia.
Vivir en una villa como ésta significó en los últimos siglos estar a la vera de la carretera. Por donde venían las novedades de fuera, por la que salían de forma relativamente fácil los productos transformados localmente, a partir de un pequeño sistema industrioso local, de producción y de transporte. Significó también ofrecer servicios a los vecinos de las aldeas de todo este territorio abocinado, que convergían en el colector de base que era la carretera que llevaba a la villa. Los días de ferias demostraban toda su capacidad de interactuar con el entorno próximo y lejano. La villa era un puerto que vivía del servicio que prestaba a su hinterland, exclusivamente agrario, radicalmente productivo, y de lo que procesaba. Hoy el hinterland ya no es agrario y además se ha achicado. La villa sigue prestando servicios, ahora a pie de obra, pues los que antes la frecuentaban en ocasiones ahora son residentes permanentes, dejando en el chugar la casa.
Así que hay que reforzar su otra vertiente, la productiva, ya sea con servicios dirigidos hacia residentes lejanos, los turistas, o recreando el sistema industrioso local, lo que no sólo consiste en urbanizar suelo industrial, sino en acertar a identificar los distintos componentes que hacen una cadena de valor en un territorio concreto. Desde luego, uno de ellos es la personalidad comunitaria, la marca del lugar. Trevías es parroquia rural, entidad local menor, una manera de reconocer administrativamente la personalidad jurídica de una comunidad territorial. Desde 1986 una ley dotó de reconocimiento a ciertas parroquias rurales, una fue Trevías. Pobre ley, siempre puesta bajo sospecha en un país que parece el de Alicia, el de menos es más. Si el debate es cuántos ayuntamientos se deben suprimir, qué futuro pueden tener las desafectas parroquias rurales. En cambio, en la teoría de reforzar, reestructurándolo, el sistema local, sostener el territorio con el propósito de que se ocupe dinámicamente, mantener la comunidad, con su voz y su capacidad de autonomía, son elementos sistémicos que contribuyen a generar actividad autosostenida.
Ése puede ser el objetivo de la centuria para esta categoría de villas que siendo menores, hoy ya no cumplen el milenio, y que sin tener la condición de capital concejil juegan un papel fundamental en la provisión de servicios y actividades comerciales a extensos territorios rurales. Permiten, además, la ocupación dinámica del territorio, generando riqueza, añadiendo valor y asegurando la diversidad del país. Por lo que Asturias debe cuidar estas polas vieyas, pues son imprescindibles para su buena salud. Entre otras razones porque así puede evitarse la sobrepresión sobre el espacio costero, favorecido hoy más que nunca por las nuevas infraestructuras, lo que puede aumentar la creciente marginalidad territorial del occidente interior asturiano.
Villa fluvial
Trevías es pola vieya, villa fluvial, capital del Esva y del Valdés interior. Pequeña pola de actividades terciarias, bella, blanca y expandida sobre las vegas del río, salmonera y alegre, busca nuevas vías de actividad que permitan afrontar la crisis ganadera que adelgaza y envejece el poblamiento rural al que sirve. Urge una respuesta desde las políticas territoriales regionales que encare las necesidades de futuro del poblamiento rural del occidente interior, aunque esté tan próximo a la costa como Trevías. Los planes de la nueva autovía La Espina-Canero no han logrado de momento sacar al pueblo de su letargo.
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