El Gijón Fabril

El síndrome de la uralita

Marcos Palicio

El escritor gijonés Víctor Guerra identifica en el paisaje heterogéneo de Tremañes, con sus polígonos industriales incrustados en el trazado urbano, un ejemplo de que el sector oeste de Gijón «ha sido pasto de políticas urbanísticas no planificadas»

La mitad industrial

Fermín Rodríguez / Rafael Menéndez

El fin del modelo productivo tradicional y la reestructuración territorial anuncian un futuro incierto para el oeste de Gijón, cuya población aún resiste el empuje de las infraestructuras

Cantidades industriales

Marcos Palicio

El ala Oeste de Gijón, que convive con la gran acería y con casi todos los polígonos del concejo, amortigua el impacto demográfico de la industria gracias a su proximidad al casco urbano mientras se previene contra los nuevos daños que anuncian la regasificadora, la incineradora o la Zalia

Situación en el mapa

 

El cinturón de hierro

Latitud: 43.50840975855403
Longitud: -5.691947937011719

Al Oeste, la ciudad colocó el puerto y la siderurgia y después, poco a poco, las naves de los polígonos industriales se fueron intercalando con las viviendas. Gijón cambia si vuelve la mirada a Poniente y sustituye la paz residencial del Este por la acumulación fabril del Oeste. Aquí están la acería de los 2.700 trabajadores, todas las áreas empresariales del concejo y a su merced, entre ellos, resistiendo, aquellas parroquias rurales con cada vez menos vestigios agrarios. En conjunto, las demarcaciones del cinturón industrial gijonés se acercan a los 4.500 habitantes con una ganancia superior al diez por ciento en esta década, aunque sólo crezcan las parroquias más próximas a la ciudad -Tremañes, Porceyo, Veriña- y sufran las más distantes -Fresno, San Andrés de los Tacones, Serín.