La Aldea Perdida
De perdidos al pueblo
El escritor Francisco Trinidad, estudioso de Palacio Valdés, analiza la evolución de la Laviana de «La aldea perdida», que se debate entre la añoranza de la mina y la desorientación ante el futuro
Aldea perdida y pola encontrada
Disminuida por el ajuste minero y la competencia residencial de la Pola, la Laviana rural pide una diversificación de actividad que permita equilibrar la composición de su población
La idea escondida
Villoria, El Condao y el territorio rural de Laviana que ambientan «La aldea perdida» claman contra el abandono del campo y reclaman una reducción de los obstáculos para buscar la fórmula que atenúe la huida
Situación en el mapa
De la vega al valle
La tercera y la cuarta localidades más pobladas de Laviana tienen su valle verde y su propio afluente del Nalón. Al Sur de la Pola, a la sombra de Peñamayor, por un lado, y del perfil triangular de «El piquín», por otro, El Condao asienta su caserío compacto de ruralidad urbanizada a un lado de la extensa vega llana donde el río La Xerra vierte sus aguas al Nalón. Villoria, desplazada hacia la ruta que comunica Laviana con Aller, centraliza el valle lateral al que da nombre y del que se configura como pequeño centro comarcal de servicios. Tienen las dos su travesía de perfil muy levemente urbano, la del antiguo Corredor del Nalón, en El Condao, y la de la carretera de La Collaona, en Villoria, mezclado en ambas con el paisaje rural de casas bajas, algún suelo empedrado y un abundante raudal de hórreos. Las dos han llegado al siglo XXI ejemplificando el declive demográfico del campo asturiano en una pérdida próxima al 15 por ciento de su población en lo que va de siglo.