La corrupción o el sistema

El «caso Riopedre» y un país que no aguanta ni un instante la prueba del algodón

Viernes 28 de Enero de 2011
VÍctor Guillot

Los carrozas de la corrupción, los trujamanes y trileros de la corrupción. Sorprende que sean capaces de soportar el insulto, la mierda, el menosprecio, la guerra, la humillación, el jarrapellejos en que se ha convertido este país, que no aguanta un solo instante la prueba del algodón, por una cuenta en Suiza o, peor todavía, por unas joyas y un abrigo de visón.

La corrupción o el sistema. No es un verso de Vicente Aleixandre, es un titular que explica la actualidad política asturiana, que ha dado un giro radical en tres días y amenaza con permanecer sobre nuestras cabezas durante los próximos tres meses. Comienzo a pensar que el sistema es la corrupción y yo no suelo sentir ningún tipo de desafección política. Cualquiera que tenga dos dedos de frente y viva la política como una pasión, se da cuenta de que se necesita tener el hígado destrozado para aceptar el sistema. Me jode pensar que esta vida se ha hecho para viejos sobredorados que van para viejas, mientras los parados se suicidan y los banqueros se agarran a la pasta canalla.

Está claro que el peor enemigo de un político es otro político de su mismo partido. José Luis Riopedre ha ejecutado la mejor traición hacia su partido. Ahora tiene tema para sus memorias, esas que sirven para cerrar las puertas del olvido. De modo que hoy nos desayunamos con la corrupción, la perplejidad de Vicente Álvarez Areces, la presunción de inocencia, el ejercicio legítimo del Estado de derecho, y así en este plan, una letanía de presunciones que se repiten como un tedioso formulario.

Todo nuestro mundo occidental y crispado nos está dando el espectáculo enfrentado de los viejos políticos, los agiotistas carcaveras, los ancianos estofados de la tribu, que presiden este primer tercio de milenio bajo un palio de seda y crimen. Camps en Valencia, Millet en Barcelona, Muñoz en Marbella y ahora Riopedre en Asturias. Sospecho que han aceptado el soborno como un estilo de vida. Se han dejado seducir por el oro de la corrupción, ese brillo especial que tiene la mierda cuando el político se acerca un poco para saber a qué huele.

Mientras el viejo dominico, ex militante del PCE, aprende a vivir la libertad de los presos, la socialdemocracia asturiana agoniza, a menos de 120 días de las próximas elecciones autonómicas. Emociona y conmociona escuchar las explicaciones de Javier Fernández por algo que no hizo mientras otros cumplen al pie de la letra la ley del silencio. Sería imperdonable que el socialismo asturiano perdiera estas elecciones por un amigo con graves problemas de corazón. Pero lo peor de la corrupción no es el trinque, pues a ése desgraciadamente ya nos hemos acostumbrado. Lo peor es que la nueva situación anuncia otro Gobierno y otro sistema tan corrupto como éste y peor. La corrupción, querido y desocupado lector, es también la antesala del fascismo, que ya planea como un buitre sobre la carnaza mientras los viejos predicadores se quedan solos en la paz de la trena, escriben sus memorias y, de vez en cuando, se rilan. Ay.

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1 comentario:

#1 yaestabien: El problema es que vivimos en el pais de "aqui todo vale". Ya está bién de ver a corruptos por la calle y lo que es peor por los platós de televisión, se llevan el dinero de todos, se llavan nuestra educación, nuestra sanidad, nuestras infraestructuras las que pagamos entre todos y nunca llegan porque algunos pillan antes por aquello que cantaban las chirigotas de Cadiz "yo soy más igual que tú", y la sinvergüenzoneria no entiende de partidos politicos ni de ideologias, esa es universal a uno y otro lado. Por favor.... endurezcan las penas para estos politicos que además de lo material se llevan con cada escandalo de corrupción un poco de la ilusión demócrata que todos tenemos. ¿Como vamos a elegir representantes políticos si parece esto el cluedo, a ver si doy con el "asesino"? Ya esta bien¡¡¡

28/01/2011

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