Pablo Maojo (San Pedro de Ambás, Villaviciosa, 1961) es uno de los grandes de la escultura asturiana. Transita por un camino artístico muy personal. Sus piezas, siempre con la madera como material, son inconfundibles, rubricadas con cortes, incisiones y colores básicos (azul, negro, rojo...) que solo pueden definirse como “maojianos”. Hay quien lo considera, él no sabe muy bien por qué, discípulo de Joaquín Rubio Camín. Quizá sea porque, hasta el fallecimiento del maestro gijonés en 2007, tenían el taller muy cerca el uno del otro. “Él decía que si nos parecíamos era porque éramos del mismo prau”. Su primera exposición individual fue en 1982 en Villaviciosa. Hay esculturas suyas en espacios públicos en Oviedo, Gijón y Madrid. Para esta “Muelología”, Maojo visitó al estudio de Muel de Dios con alguna de sus obras. Protegido por ellas se retrató.
Por Eduardo Lagar